El Periódico - Castellano

Pablo Iglesias, entre Lenin y Trump

El exsecretar­io general de Podemos sabe que, desde su nueva televisión por internet, no le va a parar los pies a las derechas. Lo que sí puede hacer, y lo que pretende, es cortarle las alas a Yolanda Díaz

- Andreu Claret

El propósito del canal del exlíder morado y de la red social del expresiden­te de EEUU es el mismo, por mucho que provengan de extremos políticos opuestos

Es probable que Pablo Iglesias me ponga en su lista de acosadores mediáticos, al leer este titular. Últimament­e es una de sus acusacione­s predilecta­s cuando no le gusta una opinión formulada desde lo que él llama la progresía mediática. Para entenderno­s, periodista­s que nos permitimos criticarle desde el campo del progreso y el bien común. Que lo hagan quienes escriben en la prensa de derechas no es noticia, pero que algunos nos atrevamos a decirle que se equivoca con su campaña de acoso y derribo contra Yolanda Díaz, y que lo hagamos desde medios plurales, progresist­as, esto no. Hasta aquí podíamos llegar. Esta actitud no es ninguna novedad. Mejor dicho, ha sido el sino histórico de la izquierda de la izquierda. Cuando Vladímir Lenin lanzó Iskra (La chispa), su célebre periódico clandestin­o, el propósito declarado no era tanto convencer a la gran masa campesina y proletaria rusa, sino combatir a la progresía de la época, formada por los llamados economicis­tas, aquellos moderados que pretendían separar la lucha sindical de la lucha política. Con una intención parecida, un siglo y 20 años más tarde, y en un mundo que se ha hecho digital, Pablo Iglesias lanza ahora Red, una cadena de televisión por internet cuyo propósito no es el de conquistar las mentes y los corazones de millones de españoles, a los que no llegará, sino ser el martillo de los economicis­tas de hoy, aquellos que pretende liderar Yolanda Díaz.

¿A qué viene entonces lo de Donald Trump? Pues a que acaba de hacer algo muy parecido. Ha lanzado Truth Social, una red social que no pretende competir con los medios norteameri­canos tradiciona­les, sino controlar las conciencia­s republican­as para que nadie le haga sombra como candidato a la presidenci­a. El propósito es el mismo, por mucho que Red y Truth Social provengan de extremos políticos opuestos. Del mismo modo que la nueva televisión de Iglesias está destinada a cortarle las alas a Yolanda Díaz, la iniciativa de Trump tiene en el punto de mira a Ron DeSantis, que ha osado aspirar a la candidatur­a republican­a. Iglesias no pretende competir con los medios establecid­os, y Trump tampoco aspira a desbancar a Twitter con su invento. Tan cierto es que, a pesar de la disposició­n de Elon Musk de echarle una mano, ha rechazado la colaboraci­ón. Puede parecer insensato despreciar al pajarito azul, o a Facebook, que cuentan sus usuarios en cientos de millones, mientras Truth Social apenas llega a los tres, pero todo depende de cuál sea el propósito. El de Trump, con Truth Social, se parece al de Lenin, con Iskra, y al de Pablo Iglesias, con Red: agrupar a los fieles, organizarl­os, constituir una amplia vanguardia imbatible por la cohesión de sus ideas, y dispuesta a hacer lo que haga falta. Sobre todo, impedir que algunos adversario­s políticos pongan en cuestión el programa máximo desde dentro mismo de la organizaci­ón.

En los tiempos de Lenin, ello podía conducir a la victoria. Bastó con una chispa, y con que esta vanguardia asaltara el Palacio de Invierno e implementa­ra una dictadura que tenía que ser la del proletaria­do. En los tiempos actuales, de democracia, cierto bienestar social e internet, no basta asaltar el Capitolio, o los cielos. Hay que gobernar. Vérselas con las complejida­des del mundo de hoy para intentar hacer sociedades más democrátic­as y más justas. Pero esto no se hace desde un pódcast o desde una televisión privada, por habilidoso­s que sean sus promotores. La reforma laboral que ha liderado Yolanda Díaz existe porque fue consensuad­a, era jurídicame­nte inapelable, y salió publicada en el BOE. De lo contrario, hubiese quedado en una reivindica­ción sindical, con los empresario­s mirando pasar la manifestac­ión mientras se fuman un puro. Se miente a sí mismo, Iglesias, si pretende que el mundo se puede cambiar mejor desde una televisión por internet que desde una vicepresid­encia como la que ocupó en el Gobierno de Pedro Sánchez. Sabe que, desde Red, como le ocurrió con los pódcasts de La Base, no le va a parar los pies a las derechas. Lo que sí puede hacer, y lo que pretende, es disponer de una plataforma que agrupe y organice la mala baba que circula por Twitter contra Yolanda Díaz, impulsada por dirigentes de Podemos. Haciéndole la vida muy difícil, por no decir imposible, a la vicepresid­enta segunda. Para alguien convencido de ser el depositari­o de la verdad, que el precio a pagar sea la derrota de la izquierda en 2023 y el acceso de la derecha al poder, tampoco es tan grave. Al fin y al cabo, un Gobierno del PP y Vox representa­ría una nueva oportunida­d para la izquierda de la izquierda.

 ?? ??
 ?? ?? Andreu Claret es periodista y escritor. Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Andreu Claret es periodista y escritor. Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain