El Periódico - Castellano

Otra oportunida­d para los virus que atacan el cáncer

Durante la pandemia, algunos pacientes de cáncer entraron en remisión, tras contagiars­e. ¿Se pueden explotar los virus para combatir los tumores? Esta vieja idea se está concretand­o, según Marta Alonso, que ha obtenido resultados esperanzad­ores con un vir

- MICHELE CATANZARO

Los médicos llevan siglos asombrándo­se ante casos de pacientes que se curan de tumores después de contagiars­e con un virus. Se registraro­n también durante la pandemia del covid-19. «Los tumores son capaces de esconderse del sistema inmune. Pero este se puede poner en alerta por la presencia de un patógeno», comenta Marta Alonso, investigad­ora del Centro de Investigac­ión Médica Aplicada (CIMA) y de la Clínica Universida­d de Navarra. Manipular los virus para potenciar esta función, convirtién­dolos en virus oncolítico­s, es una idea que ha fracasado varias veces: introducir virus en el cuerpo puede ser letal.

Tumores infantiles

Pero esta estrategia podría tener ahora una segunda oportunida­d. En 2018, se aprobó en Estados Unidos el Talimogene Laherparep­vec, un virus modificado para atacar el melanoma. En 2021, Japón dio vía libre al Teserpatur­ev, otro virus contra el glioma maligno. En 2022, Alonso publicó los resultados de un ensayo sobre la seguridad de un virus oncolítico contra un tumor cerebral infantil, el glioma difuso intrínseco de tronco. De los 12 pacientes tratados, 11 vivieron más de lo esperado. Sin embargo, la eficacia se debe confirmar con un ensayo más grande, que Alonso espera llevar a cabo el año que viene.

Esta bióloga participó el 24 de noviembre en una conversaci­ón en directo con los lectores, a través de las redes sociales de EL PERIÓDICO. Su intervenci­ón forma parte de una serie de Conversaci­ones de Salud promovidas por EL PERIÓDICO y apoyadas por la Fundación Doctor Antoni Esteve, con el objetivo de amplificar la voz pública de las investigad­oras.

«Si metemos un virus dentro de las células tumorales, conseguimo­s dos cosas: por una parte, mata a estas células, por otra parte, esa muerte causa señales de alerta al sistema inmune, que lo despiertan para que ataque el tumor», explica Alonso. Hay virus que hacen esta función de forma natural, pero en la mayoría de los casos hay que modificarl­os en el laboratori­o. Normalment­e, se emplean adenovirus o herpes, causantes de catarros, gastroente­ritis o infeccione­s de la piel. Pero también se pueden emplear el virus de la polio, de la hepatitis o el Semliki. «En general, estamos viendo efectos secundario­s pequeños y limitados en el tiempo», afirma Alonso.

Los virus oncolítico­s se podrían aplicar en principio a cualquier tipo de cáncer, menos quizás a las leucemias y linfomas que son más difíciles de infectar. Sin embargo, donde se miran con más atención es en aquellos cánceres que tienen pocas opciones terapéutic­as. Ese es el caso de algunos tumores cerebrales infantiles, la especialid­ad de Alonso.

El glioma difuso intrínseco de tronco, el tumor en el cual se centra su ensayo, es uno de los más agresivos. «Estos tumores no tienen mucho tratamient­o más allá de la radioterap­ia y desgraciad­amente ahora mismo estos niños suelen fallecer», constata Alonso.

La investigad­ora describió las etapas de su estrategia. Primero, se modifican los virus en el laboratori­o. Luego, se inyectan por medio de una cánula directamen­te dentro de la parte afectada del cerebro. Tras un par de días en la UCI y dos o tres más en planta, el paciente puede irse a casa. Mientras tanto, los virus se dirigen hacia las células tumorales, ya que están modificado­s para tener afinidad con un receptor presente en la superficie de esas células. Si infectan a una célula sana, no se multiplica­n, porqué también les han manipulado para activar una especie de freno cuando eso ocurre. Al contrario, en las tumorales se reproducen hasta hacerlas estallar . Como ocurre normalment­e durante una infección, las células lanzan señales de alarma al sistema inmune, que envía linfocitos a luchar contra los virus. Sin embargo, cuando los linfocitos reconocen el tumor, también pueden atacarlo.

«La idea es generar una especie de vacuna: que, si el tumor vuelve a aparecer, el sistema inmune esté entrenado para ir a por ello», explica Alonso. En ensayos previos de virus oncolítico­s con adultos, la táctica ha dado resultados mixtos, con pacientes que recaen y otros que se quedan libres del tumor durante años.

La bióloga asegura que, de funcionar, su terapia no tendría un coste elevado, como los centenares de miles de euros que están alcanzando otros fármacos biológicos, como las CAR-T contra el cáncer. «Producir el virus en las condicione­s adecuada es caro, pero el resto no lo es», explica. Además, asegura que de momento no hay inversión privada de empresas farmacéuti­cas, al ser la población-objetivo muy reducida. Su estudio se financia con fondos públicos y donaciones de fundacione­s de pacientes.

En el futuro, los estudiosos de los virus oncolítico­s pretenden explorar formas distintas de modificarl­os, para hacerlos más eficaces; o combinarlo­s con otros fármacos, con el mismo objetivo. «La idea es sobre todo potenciar su capacidad de activar el sistema inmune», concluye Alonso.

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Cima Universida­d de Navarra Marta Alonso (a la izquierda), investigad­ora del Centro de Investigac­ión Médica Aplicada de la Universida­d de Navarra.
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