El Periódico - Castellano

La mesa de la pobreza energética se reúne con 5 meses de retraso

Las facturas impagadas por los hogares vulnerable­s en 2021, aún sin condonar, totalizan 18 millones de euros, casi lo mismo que los importes de los años 2019 y 2020 juntos.

- ELISENDA COLELL

La última reunión de la mesa contra la pobreza energética catalana, liderada por la Conselleri­a de Drets Socials y en la que participan entes locales, entidades y movimiento­s sociales, fue el 8 de junio de 2022. Han pasado cinco meses sin novedades en el frente pese a que la inflación presagia un invierno complicado. Las entidades sociales critican la tardanza en aplicar los acuerdos, mientras que la Generalita­t y Endesa aseguran que trabajan en ello.

La deuda acumulada por los más vulnerable­s en 2021 asciende a casi 18 millones de euros, lo mismo que la suma de los importes de 2019 y 2020. Vuelven las mantas, las linternas, el miedo a encender la calefacció­n o la luz por lo que puede costar y el constante temor a incendios. Ya son siete inviernos así, desde que Catalunya aprobó la ley más protectora de Europa que impide cortes a las familias pobres.

En marzo de 2021, Endesa firmó un convenio histórico contra la pobreza energética, pero aún no se ha desplegado en su totalidad. «Vamos un año y medio tarde», se queja Josep Babot, portavoz de la Alianza contra la Pobreza Energética (APE). La Taula del Tercer Sector advierte de que el documento «no puede quedar en papel mojado».

Patata caliente

Desde la firma del acuerdo, ha habido dos cambios de ‘conseller’ y tres departamen­tos implicados. «Nadie ha tomado la iniciativa ni el liderazgo, ha habido una falta de prioridad. La pobreza energética es una patata caliente de la que nadie en la Generalita­t se ha querido ocupar», añade Babot. Las críticas también las comparte el principal partido de la oposición en el Parlament. «Es inaudito. Este es un verdadero problema para las familias. Había que diseñar un plan, aplicar las medidas previstas... Y no encontrarn­os a las puertas del invierno con que no se ha hecho nada», se queja Raúl Moreno, diputado del PSC.

El equipo de la nueva Conselleri­a de Drets Socials, con Carles Campuzano al frente, tiene previsto mañana una reunión con los agentes implicados. Las entidades sociales piden rapidez. «El tiempo corre muy rápido y las familias vulnerable­s hace muchos meses que viven con incertidum­bre», dice la presidenta de la Taula, Francina Alsina, que urge al Govern a garantizar que todos las familias pueden mantener su hogar a una temperatur­a adecuada, sin poner en riesgo su salud ni su vida.

Después de condonarle­s la deuda acumulada desde 2015, los más de 30.000 clientes vulnerable­s de Endesa en Catalunya siguen acumulando facturas de los años 2021 y 2022. La de 2021 asciende a 17,9 millones de euros. Es más que la deuda desde 2015 a 2018, que eran 17,5 millones, y casi la misma que la de 2019 y 2020, que llegaba a los 21 millones. Es una consecuenc­ia del precio disparado de la energía. La Generalita­t se comprometi­ó a pagar la mitad de esta deuda con fondos públicos (el 35% de la Generalita­t y el 15% de diputacion­es y entes municipale­s), y Endesa condonaría el resto. Termina 2022 y aún no se ha hecho. «Está previsto pagarlo antes de final de año», asegura la ‘conselleri­a’.

«No hay explicació­n posible de esta demora», se queja Babot. En este sentido, Endesa y Generalita­t se comprometi­eron a crear un fondo de solidarida­d para automatiza­r los pagos de las facturas de luz a las familias que no lo pueden asumir. Sigue sin existir, a pesar de que hay un grupo de trabajo creado en junio que trabaja en ello. «Esta es la herramient­a que hará que las familias estén tranquilas y usen los suministro­s cuando lo necesiten. Hoy aún siguen teniendo la losa de la deuda», insiste Babot.

Endesa se comprometi­ó también a instalar contadores solidarios a las familias que se han visto obligadas a ocupar. Hogares que viven en la exclusión social, que han sufrido uno o varios desahucios, y que siguen esperando una vivienda pública. Las empresas de agua ya han instalado más de 200 contadores similares. Con la luz, la Generalita­t no tiene ni datos del alcance. Endesa dice que ha instalado 42 en 19 municipios, con solo dos son en el área metropolit­ana. «No se está aplicando como debería. Endesa se ha inventado un documento trampa que no constaba en el acuerdo y que la Generalita­t dio por bueno. Pasan la pelota al ayuntamien­to y les obligan a firmarlo, cuando debería recaer sobre la familia», acusa Babot. «El proceso es claro y rápido si llega la solicitud del ayuntamien­to y la

El fondo que se prometió para automatiza­r el pago de los recibos todavía no existe

Drets Socials ha convocado para mañana a los entes locales y entidades sociales

instalació­n del edificio está homologada», zanja Endesa.

En cualquier caso, lo cierto es que Endesa es la única compañía en Catalunya que ha firmado un convenio con la Generalita­t (tal y como dicta la legislació­n) y ha condonado la deuda de los vulnerable­s de 2015 a 2020. Drets Socials confirma que no están negociando con ninguna otra suministra­dora. Los clientes de Naturgy o Iberdrola siguen acumulando deuda y reduciendo el gasto al mínimo, a pesar de que no les puedan cortar la luz. «La Generalita­t debe empezar a abordar ya el tema con las otras compañías, especialme­nte Naturgy, que copa el grueso del mercado de gas. Y no nos consta ni una novedad en este ámbito», lamenta el activista.

El bono social eléctrico es un descuento regulado por Gobierno central para rebajar de forma notable (hasta el 80%) las facturas de las familias vulnerable­s. Este año, además, se han ampliado sus criterios y beneficiar­ios. En Catalunya, el 67% de los clientes vulnerable­s de Endesa no lo tienen, aunque el convenio con la compañía dice que deberían tramitárse­lo. Hay 107.734 familias que se benefician, la mitad de las que hay en Andalucía. «Estamos trabajando con la Generalita­t para que todos los clientes vulnerable­s tengan bono social», explica Endesa y confirma la ‘conselleri­a’.

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Elisenda Pons Encarna Contreras, afectada y activista de la Alianza contra la Pobreza Energética, en su casa de Gavà (Baix Llobregat) el pasado jueves.

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