La evolución de la enfermedad
La inflamación es la reacción que tiene el propio sistema inmune y suele estar provocada por un daño en el organismo desencadenado por invasores (virus o bacterias) que nuestro cuerpo reconoce como peligrosos. En los primeros estadios de la enfermedad, la inflamación más común es la aguda, esta genera la destrucción de la capa de mielina. Este tipo de inflamación suele asociarse a la aparición de nuevas lesiones. “Las lesiones pueden aparecer en cualquier lugar del cerebro, del tronco cerebral, el cerebelo o la médula espinal”, explica la neuróloga. Además, advierte que, si la lesión se produce en el nervio óptico, el paciente notará visión borrosa, si la lesión es en la médula, puede notar hormigueos en el tren inferior o si aparece en el cerebelo, podría notar problemas de equilibrio. “No podemos saber desde el principio cuál va a ser el pronóstico de un paciente, por eso la llaman la enfermedad de las mil caras porque puede dar síntomas muy diversos y la evolución en cada persona puede ser muy diferente”, revela la neuróloga.
En estadios más avanzados de la esclerosis múltiple predominará el desarrollo de la respuesta inflamatoria crónica dentro del sistema nervioso central y la degeneración neuronal. El retraso en el control de la inflamación en los primeros años determina el daño degenerativo a largo plazo, por ello, es muy importante un adecuado abordaje de la enfermedad mediante el uso temprano de terapias que frenen este proceso inflamatorio.