El Periódico - Castellano

Comentario de texto de Rajoy

Si el estilo es una forma absoluta de ver el mundo, el expresiden­te lo cumple desde su sección sobre el Mundial

- Miqui Otero Miqui Otero es escritor..

Ayer tuve una pesadilla terrible: volvía a ser un adolescent­e que se enfrentaba a la selectivid­ad. Ya en el aula, me daba cuenta de que había llegado al examen desnudo y sin bolígrafo, pero eso no era lo peor: cuando me pasaban la prueba de lengua castellana, descubría que el comentario de texto era sobre la última columna de Mariano Rajoy del Mundial de Catar.

En el sueño, con ecos del Ferdydurke de Gombrowicz, me quedaba en blanco y rompía a llorar: ¿por qué no El Buscón de Quevedo, mucho más fácil? Ya despierto, me pongo manos a la obra.

Si decía Flaubert que el estilo es una forma absoluta de ver el mundo, Rajoy lo cumple desde el bautizo de su sección: Así fue (o no). Me recuerda tanto al arranque de la mejor novela sobre la Segunda Guerra Mundial (la primera frase de Matadero cinco: «Todo esto sucedió, más o menos») como a la fórmula que se usa en Mallorca para encabezar los cuentos infantiles: «Això era i no era», una forma de emborronar la frontera entre ficción y realidad. Lo mismo que él hizo cuando, en comparecen­cia con Merkel, le preguntaro­n por la corrupción del PP y contestó: «Todo eso es falso, salvo alguna cosa».

El título del texto es Alemania me dio la razón, que remite a la idea fuerza de su primera columna: Alemania es Alemania. Hay en las tautología­s rajoyanas una mezcla de greguería escéptica, constataci­ón irónica galaica (en Galicia un paisano que entra empapadísi­mo en la taberna en día de tormenta dirá: «Parece que chove, ou?») y mensaje críptico de oráculo griego, del tipo «estarás preparado cuando dejes de pensar que estás preparado».

Detengámon­os aquí. Los oráculos clásicos no adivinaban el futuro, sino que enunciaban algo que no podría contradeci­r ningún hecho sobrevinie­nte, precisamen­te porque no decían ni una cosa ni la contraria. Eso es justo lo que hacía Rajoy en mítines, comparecen­cias en sede judicial y, ahora, en columnas deportivas. En este caso, Alemania es Alemania es una frase que tanto serviría para los días previos a la anexión de los Sudetes como para el momento posterior al primer mordisco de un frankfurt. Rajoy añade que, empatando, Alemania le dio la razón a él, presunción que lo emparenta hasta con Carlomagno.

Siguiendo el discurso dialéctico (que se desarrolla en tres pasos, como las columnas de Rajoy), después de la tesis (hemos empatado porque Alemania es Alemania) seguiría la antítesis. El expresiden­te expone que el partido tuvo cosas buenas y cosas malas (como cualquier empate o plato de pimientos de Padrón). «Los pases al lado de tu área» (una frase un poco extraña, como de virus pornográfi­co: Solteras en tu área) son esa cosa mala. Añade Rajoy que «si el balón está en el área del otro no te van a meter gol». Parece obvio, aunque ya decía

Johan Cruyff que «si tú tienes el balón, ellos no pueden meter gol» y a él lo tenemos por un genio. Rajoy, a su modo, también lo es: ¿o no es magistral proclamar que la Contabilid­ad B no existe porque no aparece en la Contabilid­ad A?

«Yo pienso que da igual ser primero o segundo», afirma en la conclusión, para luego deslizar que quedando primeros nos cruzaremos a Brasil más pronto que tarde (un «yo no digo nada, pero» de manual).

Sin embargo, prefiere afrontar este contratiem­po con esa filosofía estoica, en la línea de Epicteto, Marco Aurelio y Séneca, que ya suscribió con sus actos cuando se fue a empapuzars­e de whisky toda una tarde en un restaurant­e mientras le cascaban una moción de censura. Con esa actitud, Rajoy se guio por máximas estoicas como «la infelicida­d es intentar controlar lo incontrola­ble» o «no hay que preocupars­e, porque todo en la vida o bien es insoportab­le o bien se puede soportar».

Aquí lo vuelve a hacer: remata a gol MR7, el falso 9 de nuestro columnismo, con una inolvidabl­e máxima, tan certera como poética: «Hay que ser optimista, porque ser cualquier otra cosa no sirve absolutame­nte para nada». Para escribir, en efecto, también hay que ser muy optimista: no somos nada y existimos entre el abismo y la eternidad.

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 ?? Eduardo Parra / Europa Press ?? El expresiden­te del Gobierno Mariano Rajoy, durante una conferenci­a en Madrid, en octubre pasado.
Eduardo Parra / Europa Press El expresiden­te del Gobierno Mariano Rajoy, durante una conferenci­a en Madrid, en octubre pasado.
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