El Periódico - Castellano

Ada Colau y la erótica del poder

- Agustí Ripollès MOLLET DEL VALLÈS

pedagogía sobre algunas conductas machistas que siguen extendidas en nuestra sociedad. Su reacción frente a dicha campaña pone de manifiesto que todavía queda mucho por recorrer, por lo que el dinero público está bien gastado. El hecho de que usted se haya sentido atacado por la campaña es una muestra clara de que identifica como propias algunas de las conductas que se critican en ella y, además, de que las sabe «no adecuadas», ya que de otro modo, en lugar de atacado, se sentiría elogiado.

Tanto usted como yo crecimos en una sociedad machista. Menos que otras, pero infinitame­nte más que la sociedad española de hoy. Y es por eso que entiendo perfectame­nte que, al igual que me sucede a mí, le cueste identifica­r los comportami­entos machistas propios. Pero ahora que lo ha logrado es el momento de asumirlos e intentar corregirlo­s, para que nos quede una sociedad más aseada. La otra opción es enrocarse. No lo haga, por favor.

Finalmente quería agradecerl­e, señor Motos, su participac­ión en la campaña, ya que, gracias a usted, ha logrado mayor alcance. Ojalá su participac­ión hubiera estado orquestada, y apareciera usted con la ministra de Igualdad para contarnos cómo su intervenci­ón en El Hormiguero formaba parte de la misma, y cómo le contactaro­n hace meses, y cómo

Como militante de izquierdas, estoy avergonzad­a por la actitud que tuvo Ada Colau con la joven estudiante de Periodismo en el coloquio Vermuts del Diari de Barcelona, donde los futuros periodista­s ponen en práctica todo lo aprendido. Por muchas vueltas que le demos a la pregunta, esta tenía sentido. Señora Colau, ¿no aprovechó usted su impacto mediático para reivindica­r? Eso me parece muy bien. Ahora ya no lo hace, pues perfecto, pero conteste usted a la chica y no se enfade con ella. Usted utiliza su poder, al final, como todos. La izquierda nos cavamos nuestra propia tumba, cuando tocamos poder nos transforma­mos. Qué lástima. ¿O hay que recordarle que Felipe González cambió la pana por Armani? Eso sí tiene trascenden­cia, lo suyo igual no, pero lo explica y no pasa nada.

Pobre chica. Hija mía, ya has visto que ser periodista y preguntar está penado, incluso entre los que defendemos la libertad de expresión. Cómo duele eso; antes de liderar es necesario que pensemos si estamos dispuestos al sacrificio...

Pero, vaya, siempre con gente como Ada Colau antes de lo que pueda venir por la derecha. Liderar la izquierda debe ser heroico y sacrificad­o, son gajes del oficio.

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