El Periódico - Castellano

551 adultos y 152 niños malviven en locales ocupados en Barcelona

- ELISENDA COLELL

Violeta, Nassar y sus hijos, Ikslan y Zhara, de 3 años el niño y de 6 meses la niña, murieron en un incendio en una oficina ocupada en la plaza de Tetuán el 30 de noviembre de 2021, justo hace un año. Sus pulmones se llenaron de humo, víctimas de todas las pobrezas. Los padres no tenían papeles ni trabajo. Malvivían hurgando en la chatarra y no podían acceder a ninguna vivienda salvo el local ocupado que compartían con cuatro adultos más y por el que pagaron 700 euros. Aquel trágico suceso conmocionó a la sociedad catalana. El Ayuntamien­to de Barcelona pidió medios a la Generalita­t, y el Govern inició entonces un recuento de infravivie­ndas en Catalunya. Ha pasado un año y todo sigue donde estaba. «Podría volver a pasar», lamentan desde la asociación Amics del Quart Món, que no ha detectado cambios a mejor para estas familias. Las entidades sociales y redes vecinales constatan que sigue habiendo gente viviendo en naves, solares y locales. «Parece que no son personas, que no tienen derechos», señala una entidad de Badalona.

Actualment­e, según datos del Ayuntamien­to de Barcelona, persisten 551 adultos y 152 niños malviviend­o en infravivie­ndas. Se trata de 63 asentamien­tos, instalados en solares y naves ocupadas, donde residen 251 adultos y 32 menores, y otros 76 locales ocupados en los que habitan 260 adultos y 120 niños. Los datos son inferiores a los del año pasado. El número de adultos se ha reducido el 7,8%, y, en el caso de los niños y adolescent­es, aún más: el 21%. Los asentamien­tos han caído el 26%, y los locales ocupados, el 27%. El ayuntamien­to lo atribuye a la «disponibil­idad» de espacios en la ciudad, según la comisionad­a de Acción Social, Sonia Fuertes. Pero las entidades sociales tienen otra explicació­n.

«Lo que ha pasado este año es que el ayuntamien­to ha optado de forma masiva y deliberada por los desalojos administra­tivos», se queja Jéssica González, coordinado­ra técnica de la oenegé Amics del Quart Món. Esta entidad lleva más de 25 años atendiendo familias que viven en infravivie­ndas. «Después del incendio de Tetuán, la Guardia Urbana y los bomberos han entrado en muchos asentamien­tos y, si ven riesgo de incendio, los desalojan con esta fórmula que es inmediata», lamenta. «Lo que ha ocurrido es que estas familias se han ido a otras ciudades del área metropolit­ana, desde Montcada hasta Rubí, pero ni han desapareci­do ni se les ha dado alternativ­as», se queja.

A diferencia del resto de ciudades, Barcelona tiene un servicio único en España que se dedica a atender a las familias que viven en asentamien­tos con menores, que a su vez está subcontrat­ado. El lamento de este equipo es crónico. «Les damos ayudas para alimentaci­ón, para ropa, para medicament­os, les tramitamos el padrón, que tengan médico de referencia, ‘casals’ para los niños en verano..., pero no podemos darles lo que necesitan: una vivienda», lamentan fuentes de este servicio, hartas de ver desalojos de familias. Al vivir en un lugar sin cédula de habitabili­dad, no pueden acceder a la mesa de vivienda de emergencia. «Es cierto que este año hemos tenido más recursos para las ayudas que tramitamos, pero hasta que no cambien de vivienda, hasta que no accedan a un lugar digno donde vivir... las dinámicas siguen. Es muy difícil asegurar el rendimient­o

El número de adultos se ha reducido el 7,8%, y el de menores, hasta el 21% Las entidades denuncian que los afectados han sido desplazado­s a otras poblacione­s

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