Los de toda la vida
Desde que nací he vivido en mi pueblo, y siempre me he sentido orgullosa de nuestros comercios locales, donde puedes conseguir productos de gran calidad elaborados artesanalmente. Por desgracia, últimamente muchos de estos negocios familiares han ido anunciando que van a cerrar. Ya sea por problemas económicos o porque los hijos no quieren hacerse cargo del negocio, deciden bajar la persiana para siempre. No es un hecho aislado de mi pueblo. Es un fenómeno generalizado y cada vez más comercios de toda su vida van desapareciendo.
Desde aquí animo a todo el mundo a seguir consumiendo en estas tiendas, panaderías, restaurantes... Y a las familias que los fundaron, a hacer un esfuerzo para que la tradición perdure y podamos seguir disfrutando de sus productos por mucho tiempo.
■