El fútbol de Japón se europeíza para seguir creciendo
Nada tiene que ver este Japón con el de 2002, año en que acogió junto a Corea del Sur el primer Mundial en Asia. Entonces, su selección estaba formada por 20 futbolistas que jugaban la liga local, además de Nakata (Parma), Inamoto (Arsenal) y Ono (Feyenoord) y ya eran muchos esos tres extranjeros, pues en 1998 no había ninguno. En 2022, en cambio, solo hay seis futbolistas que juegan en la J-League. Y algunos de ellos, como Kawashima, Nagatomo y Sakai, son veteranos que regresan a casa a cerrar sus carreras tras sus experiencias europeas.
«Ahora los jóvenes jugadores japoneses tienen la ambición, desde muy pronto, de irse a jugar a Europa a un nivel importante, que era algo que hace unos años no ocurría tanto», explica en conversación con este periódico Ricardo Rodríguez, que ha dirigido las dos últimas temporadas al Urawa Red Diamonds y durante otras tres al Tokushima Vortis.
Ganador de la Copa del Emperador y de la Supercopa de Japón, además de finalista de la Champions asiática, Rodríguez cree que esa creciente tendencia del futbolista japonés a emigrar está detrás del crecimiento de una selección que arrancó el torneo derrotando por sorpresa a Alemania: «La mayor afluencia de jugadores a Europa es sin duda uno de los ejes de crecimiento a nivel de selección y de desarrollo de jugadores».
Alemania ha sido, precisamente, el destino predilecto de los futbolistas japoneses. De hecho, hay más japoneses en este Mundial disputando la Bundesliga que la J-League. Un factor curioso que Rodríguez achaca en parte a «una cuestión cultural». «Hay paralelismos en cuanto a la disciplina y hasta en los horarios de vida de la gente. Son factores que invitan a los directores deportivos de la Bundesliga a fijarse más en estos jugadores», desarrolla el mejor entrenador de la liga japonesa en 2021.
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