China comienza la demolición controlada de la política ‘covid cero’
Varias ciudades han llegado a aliviar o levantar confinamientos pese a registrar todavía cifras récord de contagios
China ha hecho explotar varios cartuchos de dinamita bajo los pilares de la política covid cero. Es una demolición controlada, muy lejos de la apertura «a la occidental», pero que inicia una senda potencialmente incierta y turbulenta. La convivencia con el virus, un anatema durante tres años, se antoja inevitable a partir de ahora.
En los últimos días se amontonan gestos inéditos. Varias ciudades han aliviado o levantado confinamientos cuando registran cifras récord de contagios. Ocurrió el miércoles en Guangzhou (Cantón), la macrociudad del sur. Las autoridades cancelaron los encierros en la mitad de distritos y los test masivos después de la última ola de protestas. En Shanghái han sido levantados los confinamientos en 24 distritos. El mismo proceso seguirá Chongqing. Y aún más simbólico es Pekín: la capital no ha sido cerrada nunca porque las extremas precauciones habían embridado cualquier conato de brote.
Pekín superó ayer el umbral de los 5.000 casos diarios, una barbaridad para los estándares chinos. La mitad de ellos, quizá un tercio, habrían justificado su confinamiento inmediato con el viejo libreto. La ciudad anunció ayer que permitirá a los contagiados asintomáticos cumplir la cuarentena en casa si se comprometen a respetarla. Un dispositivo electrónico en las puerta de su vivienda, en todo caso, fiscalizará su cumplimiento.
Nuevas variantes
Tan relevantes como las medidas son los discursos. La vicepresidenta Sun Chunlan ha sido la némesis del virus desde que las primeras noticias de una neumonía llegaron desde Wuhan. Hainan, Chengdu, Shanghái… Allí donde surgía un brote, aterrizaba Sun con su vigor juvenil y mando prusiano, y los ciudadanos corrían al supermercado con la certeza de un confinamiento inminente. China ha pasado de pantalla, vino a decir Sun en una reunión de funcionarios de Sanidad. «Con la decreciente patogenicidad (la capacidad de un virus de dañar a su huésped), la creciente tasa de vacunación y la experiencia acumulada en el control y prevención de la epidemia, la contención de la pandemia entra en una nueva fase», aclaró Sun. También aludió a «medidas más humanas» en la lucha contra el virus y en la transcripción de la agencia oficial, Xinhua, no hay ni una mención a la «política cero covid dinámica», el anterior mantra.
La asunción del inminente tsunami de contagios ha llevado al Gobierno a marcar un objetivo ambicioso en la vacunación de ancianos para reducir la mortalidad: el 90% de los mayores de 80 años tendrá las dos dosis a finales de febrero, según el medio chino Caixin. Se anuncia, pues, una masiva campaña de vacunación para acabar en dos meses muchos de los deberes pendientes en tres años. La relativamente baja vacunación en ese segmento de edad, del 76% frente al 90% del conjunto de la población, es una de las principales razones que impiden jubilar la política covid cero. El Gobierno lo ha intentado todo y nada ha funcionado: campañas de divulgación, regalos, descuentos en supermercados e incluso sobornos del equivalente de 70 euros por pinchazo. ■