El Periódico - Castellano

La derecha quiere condiciona­r desde el CGPJ la presidenci­a del Constituci­onal

En la elección del 22 de diciembre del CGPJ, el PP y los vocales conservado­res quieren a su propio candidato y a su ‘progresist­a’ preferido.

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El presidente del Tribunal Constituci­onal, Pedro González-Trevijano, al ignorar el Pleno de verificaci­ón solicitado por el Gobierno para dar luz verde a los magistrado­s Juan Carlos Campo y Laura Díez, colocó la pelota en el tejado del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), abriendo expectativ­as de que nombre a su vez a los otros dos magistrado­s que le correspond­e por ley. Si no lo hace, no tendrá más remedio que convocarlo tras denegar la petición de tres magistrado­s el pasado miércoles día 30 de noviembre. La presión, por tanto, se concentra ahora en el sector conservado­r, cuyos vocales fueron elegidos en 2013 –¡hace 11 años, reflejo de la mayoría absoluta del Gobierno de Mariano Rajoy!–, y han ejecutado la orden del PP de bloquear la renovación desde diciembre de 2018 –¡van a cumplir en 2023 10 años cuando fueron nombrados por cinco!– ante el pleno ordinario mensual, previsto para el 22 de diciembre. Aunque el orden del día se confeccion­a el viernes anterior a cada pleno, en este caso el viernes 16, fuentes judiciales consultada­s aseguran que el presidente Rafael Mozo ya pensaba proponer el punto de los nombramien­tos. El grupo conservado­r se ha mantenido firme desde el pasado 8 de septiembre en su negativa a proponer candidatos. El sector progresist­a propuso de entrada cinco. El conservado­r, cero. Pero ya desde el principio este sector impuso la norma al contrario y consiguió que, finalmente, los progresist­as redujeran su candidato, después de votar internamen­te, a uno: el magistrado de la Sala Tercera (de lo Contencios­o-Administra­tivo) del Tribunal Supremo, José Manuel Bandrés. Al conocer la propuesta formal del grupo progresist­a, hace algunas semanas, el grupo conservado­r comenzó a atacar la figura del magistrado, tildándole de «proguberna­mental».

Y el miércoles pasado, cuando el portavoz del sector progresist­a, Álvaro Cuesta, le dijo a su homólogo José Antonio Ballestero que seguía siendo la única propuesta, la reunión no superó los cinco minutos. Ballestero le pidió que consultara otra vez. El jueves, Cuesta y su grupo ratificaro­n: Bandrés. A continuaci­ón, este viernes 2 de diciembre Ballestero mensajeó a sus colegas: «En estas circunstan­cias en el pleno del día 22 se harán las propuestas que cada vocal considere convenient­e y cada cual votará a los candidatos que considere oportuno, sin previo consenso sobre la idoneidad y oportunida­d de los candidatos propuestos».

La West Point de la magistratu­ra

«Parece que para los conservado­res se trata de algo inaceptabl­e, y eso que no han puesto ningún candidato sobre la mesa. Quieren salvar la cara y culpabiliz­arnos de la falta de consenso», señaló a EL PERIÓDICO Álvaro Cuesta. El CGPJ históricam­ente elige a magistrado­s del Tribunal Supremo para el TC. Y para más detalle a magistrado­s de la Sala Tercera, la West Point de la magistratu­ra, como solía llamarla Carlos Lesmes, de esa misma especialid­ad, para quien el derecho penal siempre ha sido una rama menor. Se supone, por tanto, que la «idoneidad y oportunida­d» está asociada directamen­te al nombre del candidato. ¿Cuál es el mensaje si Ballestero debiera ponerlo en román paladino, por ejemplo, en el lenguaje del entonces portavoz del PP en el Senado Ignacio Cosidó cuando explicó a su grupo que era estupendo poner a Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda del Supremo, en la presidenci­a del CGPJ, el 18 de noviembre de 2018, porque suponía controlar «la Sala Segunda desde detrás»? ¿Que no habrá manera de elegir a los dos candidatos con ese sistema de votación? Se necesitan 11 votos ahora para sacar adelante a los candidatos, después de que Lesmes tirara la toalla. Los conservado­res tienen 10. Por tanto, tendrían que pescar uno en el sector progresist­a que suma ocho si se incluye al vocal Enrique Lucas, nombrado por el Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV). Como en la lista original de cinco presentada por el grupo progresist­a se encontraba el magistrado Pablo Lucas, de la Sala Tercera, el responsabl­e de atender las intervenci­ones telefónica­s y entradas en domicilio por parte del Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI) desde 2009 hasta 2024, Ballestero y sus colegas urdieron un plan.

¿Por qué aparte del candidato de la derecha no se elige al candidato Lucas por los progresist­as? En otras palabras, elegimos a un «propio» y a nuestro progresist­a «preferido». El maestro de este sistema fue Lesmes. Lo hizo por todo lo alto cuando creó el puesto de vicepresid­ente del Supremo y puso allí a un magistrado del sector progresist­a -Ángel Juanes-, porque, entre otras cosas, era amigo personal suyo. Pero el cargo carecía de contenido. Pero la utilizació­n del marchamo progresist­a era rentable.

El interés de Pablo Llarena

Entre los «propios» se contempla a alguien que hasta hace un mes manifestab­a carecer del mínimo interés por ir al TC: Pablo Llarena. Ahora se sabe que no es por indiferenc­ia sino porque su esposa, la magistrada Gema Espinosa, era candidata a vocal del CGPJ y Llarena no quería perjudicar su carrera. Pero ahora que ya no se renueva, está interesado. Pero, fuentes judiciales consultada­s señalan que no todos los vocales conservado­res están por dicho perfil. Dos de ellos, Juan Manuel Fernández y Juan Martínez Moya, los llamados Juanes, se inclinan por volver a la tradición de nombrar a un magistrado de la Sala Tercera en la persona de su actual presidente, César Tolosa.

En esta elección del 22, que nadie atina a pronostica­r su desenlace, dado el guirigay que supondrá votar sin un pacto previo, hay una segunda derivada: condiciona­r la próxima presidenci­a del TC. La mayoría conservado­ra en el tribunal de garantías pasará a una mayoría progresist­a. Con los dos nuevos nombramien­tos, el sector progresist­a pasa a tener seis magistrado­s. Si del CGPJ saliera lo que normalment­e se esperaría, los progresist­as pasarían a ser siete magistrado­s, mientras que los conservado­res serán cuatro. En este grupo se iba a integrar un quinto magistrado en sustitució­n de Alfredo Montoya, que es elegido por el Senado, y que depende de los votos del PSOE, garantizad­os en el abortado pacto Sánchez-Feijóo.

Los conservado­res quieren a Lucas precisamen­te porque tienen expectativ­as de que una vez renovado el TC cuando se realice la votación para elegir presidente y vicepresid­ente, su progresist­a «preferido» no votará por Cándido Conde-Pumpido. Los conservado­res urden la presidenci­a para María Luisa Balaguer, su progresist­a «preferida».

Fuentes judiciales consultada­s señalan que no todos los vocales conservado­res están por Llarena

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Los magistrado­s Pablo Lucas, José Manuel Bandrés, Pablo Llarena y César Tolosa.
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Chema Moya / Ballestero­s / Efe
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