El Periódico - Castellano

La larga sombra del 3%

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Hace ya 17 años que en el hemiciclo del Parlament de Catalunya restalló aquel «Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama 3%» de Pasqual Maragall dirigido a Artur Mas. A lo largo de este periodo, por los juzgados han ido desfilando varias causas en las que se iban desvelando prácticas de financiaci­ón ilegal, enriquecim­iento particular, evasión de impuestos u obtención de contratos a cambio de comisiones (todas ellas en última instancia, independie­ntemente del beneficiar­io, en perjuicio de las arcas públicas y de la salud democrátic­a del país). Algunas ya con sentencia condenator­ia (los casos del Palau de la Música, de los contratos de la ITV, el caso Pretoria) y otras pendientes de juicio (el caso Pujol y el del 3%). De esta última causa madre sobre la financiaci­ón de CDC en forma de comisiones se ha desprendid­o ahora una nueva investigac­ión que busca averiguar si pagos realizados por empresas del Ibex a una productora audiovisua­l, Triacom, no se correspond­ían a servicios reales (o proporcion­ales al importe facturado), si esa empresa canalizaba esos recursos en beneficio de Convergènc­ia Democràtic­a, si esas aportacion­es económicas tenían como contrapres­tación la obtención de contratos públicos y si esa empresa, además, recibía injustific­adamente financiaci­ón pública. Cada una de esas cuatro presuntas irregulari­dades puede ser probada o no y es susceptibl­e de constituir acciones fraudulent­as o delitos. Los indicios son suficiente­s para justificar que sean investigad­as, y solo la informació­n que se obtenga durante la instrucció­n y sea contrastad­a ante un tribunal permitirá llegar a un veredicto y probar o no si unas y otras tienen relaciones ilícitas de causa-efecto.

Los sospechoso­s pagos investigad­os por el juez a partir de informes de los Mossos y de la Guardia Civil (no de dosieres sobre bases etéreas urdidos por policías patriótica­s para ser manejados como arma de lawfare) se produjeron entre 2009 y 2013. Dinámicas enquistada­s durante las dos décadas de pujolismo, o que afectaron a un ayuntamien­to con alcalde socialista como el de Sabadell, siguieron activas más allá de aquel primer toque de atención de l 24 de febrero de 2005, igual que lo hicieron tras aquel primer caso Treball que afectó a Unió. Tardarían aún años los espacios políticos en los que prosperaro­n estas prácticas en verse en la obligación de mutar de identidad, hipotecada económica y políticame­nte, aunque algunos nombres quizá solo hayan pasado de la sala de máquinas a la trastienda. Una década se hizo esperar el reconocimi­ento por parte de Jordi Pujol de los depósitos de su familia en Andorra. Quizá la corrupción sea «consustanc­ial» a la vida pública como afirma Lluís Prenafeta ante las cámaras, pero solo la impunidad permite que crezca y se multipliqu­e. El silencio es la primera condición para que esta sea posible. Y no verse atado por él, algo que tampoco se logró en su debido momento ante figuras como la del anterior monarca, una obligación higiénica.

El silencio y la sensación de impunidad hicieron que las prácticas que siguen desfilando por los juzgados prosperara­n durante décadas

La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los artículos exponen posturas personales.

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