El último tren de Sant Andreu Comtal
La estación más longeva de España y puerta ferroviaria de Barcelona hacia el norte cierra sus puertas tras 168 años para ser sustituida por una nueva terminal soterrada.
La Luna, tres decenas de aficionados al ferrocarril y un centenar de viajeros ajenos al revuelo mediático. Estos fueron los testigos del último adiós a Sant Andreu Comtal, la estación ferroviaria más longeva de España: 168 años. Una larguísima historia que vio su punto final a las 00.17 horas del sábado con la expedición puntual del 77.377, el último tren de la jornada del viernes dirección Granollers Centre. En los andenes, sensaciones contradictorias entre quienes se acercaron a despedirse del último convoy. Por una parte, la ilusión de vivir un acontecimiento histórico. Por la otra, la estela de la nostalgia tras el definitivo cierre de puertas y toque de silbato. La razón: mientras que algunos han vivido Sant Andreu Comtal como un mero transporte público, otros han hecho de este rincón del barrio un baúl de los recuerdos.
No hay que preguntar mucho para darse cuenta de la magia que despierta la ya jubilada estación entre sus vecinos. Cualquier andreuenc de tota la vida que se ha recorrido sus largos andenes para baixar a Barcelona tiene grabado el paso a toda velocidad de un largo catálogo de trenes, como las suizas, el Costa Brava o el Talgo Catalán. De hecho, estos recuerdos no tuvieron su punto final hasta hace pocos años. Fue en 2009 cuando, a raíz de las obras de la línea de alta velocidad a Francia, se mutiló el puente de libre acceso que cruzaba la inmensa playa de vías donde dormían desde locomotoras de mercancías hasta trenes de larga distancia. Una imagen de poderío ferroviario que hoy sería la delicia de cualquier trainspotter (sí, como en el mundo de la aviación, también hay fanáticos de los trenes capaces de recorrer quilómetros para coleccionar fotos de estos).
En la fría noche del viernes se convirtió en todo un evento para los aficionados al sector: de jóvenes adolescentes cámara en mano, a representaciones de organizaciones como la Associació d’Amics del Ferrocarril. Todos comentaron y compartieron recuerdos del trasiego de carriles, desvíos, vehículos, maquinistas, factores y mecánicos que llegó a albergar la estación. Unas evocaciones que, en todo caso, tras las 00.17 horas, quedaron en eso: en recuerdos. Al fin y al cabo, la superficie que hasta entonces acogía las vías del medio de transporte de masas más eficiente se convertirá en un vial de entrada a Barcelona para el tráfico rodado. En paralelo quedarán las nuevas vías soterradas y, unos metros más arriba, el edificio histórico de la estación, que Adif cederá al ayuntamiento para que lo dote de un nuevo uso social.
Nueva terminal
En los próximos meses, al inmueble no le faltarán pretendientes: la Associació de Veïns i Veïnes de Sant Andreu de Palomar y la Germandat de Trabucaires, Geganters i Grallers de Sant Andreu ya han insinuado su interés por él. Mientras, el domingo 11 de diciembre abrirá sus puertas la nueva terminal, con el nombre de Sant Andreu. ■