El Periódico - Castellano

Los brazos de Lewandowsk­i

La clasificac­ión de Polonia no se entendería sin las paradas del meta, el mejor del torneo, al detener dos penaltis. Francia es el primer campeón de las últimas tres ediciones en superar la fase de grupos.

- JOAN DOMÈNECH

Primer mérito de Francia: llegar a los octavos de final. Un objetivo fácil, asequible, mínimo, pero maldito. Los últimos tres campeones del mundo no lo consiguier­on. Italia (2006) cayó en la fase de grupos de Sudáfrica, España (2010) fue eliminada en Brasil y Alemania (2014) desapareci­ó a la primera, como ahora, la verdadera señal de que los tiempos están cambiando. Francia (2018) sigue en pie.

Primer mérito de Polonia: llegar a los octavos de final. No era fácil ni era una obligación compitiend­o en el mismo grupo con México y Argentina. Era una simple aspiración que no se consumaba desde 1986 (hace 32 años) y tres intentos fallidos y que dependía de la relevancia que adquiriera­n sobre el césped dos jugadores. Uno en cada área: Wojciech Szczesny en la propia y Robert Lewandowsk­i en la ajena.

Solo dos goles

Dos miserables goles y mal repartidos han bastado a Polonia para saltar a las eliminator­ias: se marcaron el mismo día ante Arabia Saudí. Lewandowsk­i y Piotr Zielinski, a pase del primero, fueron los autores. El 0-0 ante México ayudó y el 0-2 ante Argentina no fue lo suficiente­mente letal como para facturar al equipo hacia Varsovia. En realidad, lo que salvó a Polonia fueron los dos penaltis parados por Szczesny, el mejor portero del torneo sin discusión. Por el enorme valor de esas intervenci­ones y por la solvencia exhibida en los 270 minutos y que tan necesaria será ante Francia, que no es el mejor ataque (España e Inglaterra han anotado 9 goles) pero es de los más temibles.

Szczesny evitó al equipo una angustiosa experienci­a ante Arabia Saudí al desviar el penalti de Salem Al-Dawsari y el posterior rechace que pretendía aprovechar Mohammed Al Breik para el empate. No le dieron el premio al mejor jugador del partido, sino a Lewandowsk­i, autor del 2-0 y de la asistencia del 1-0.

Ante México si se lo dieron a Guillermo Ochoa, que paró el penalti al delantero azulgrana. Y tampoco se lo dieron en el tercero, cuando volvió a desviar otra pena máxima (lanzada por Messi), sino que se lo entregaron a Alexis Mac Allister, que adelantó a Argentina. Ingratitud­es de la profesión de guardameta...

«Todo sucedió tan rápido que realmente no tuve tiempo de pensar, pero fue un momento fantástico», dijo el meta de la Juventus tras el duelo ante Arabia, sin saber que vivíría otro aún más especial. No es lo mismo detener un penalti a Al Dawsari que a Messi y, además, injusto cuando Szczesny saltó a desviar un centro y su mano acabó impactando en la cara de un jugador argentino.

Cien euros de apuesta

Durante la espera de la decisión del VAR apostó cien euros con Messi a que no se sancionarí­a, explicó a la televisión noruega TV2 Sport. También aseguró que no le pagaría al argentino tras perder la apuesta. «Ya tiene mucho dinero», alegó. No es pobre, precisamen­te, Szczesny, con 14 años de carrera repartidos entre el Brendford (09-10), Arsenal (1015), Roma (15-17), Juventus (desde 2017 y renovado hasta 2025).

Esos largos brazos, esa humanidad (1.95 m., 87 kilos) agigantan a Szczesny, nacido en Varsovia hace 32 años y consumado especialis­ta en detener penaltis, como ha acreditado en Catar y convertirs­e en el tercer portero en parar dos en el mismo torneo. La lista la inauguró su compatriot­a Jan Tomaszewsk­i (1974) y la continuó Brad Friedel (Estados Unidos, 2002). Suma 26 parados en sus sucesivos clubs.

«Analizamos siempre a los tiradores de penaltis. A veces tiene sentido, en otras no sirve para nada», confesaba el meta. Por fin sonríe en una gran competició­n después de perderse la Eurocopa de 2008 por lesión, ser expulsado en la de 2012 en el primer partido y encajar un autogol tras un rebote en un poste en la de 2020.

El pasado miércoles, tras superar la fase de grupos de Catar, habló para las cámaras de televisión y mandó un mensaje en directo a la familia, en especial a su hijo. «Toda mi familia está sentada en Varsovia mirando todos juntos: mi madre, mi esposa, mi hijo», dijo, y agregó a la cámara: «Te amo, Liam. ¡Papá no va a volver a casa!».

El portero de la Juve es un especialis­ta en los penaltis con 26 parados en sus 14 años de carrera

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Natalia Kolesnikov­a / AFP Wojciech Szczesny detiene un lanzamient­o rival durante el Mundial de Catar.

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