Oriol Prats
AUXILIAR DE MANTENIMIENTO EN LA UB
▶ En el Día Mundial de las Personas con Discapacidad, Prats es un ejemplo exitoso de inserción social: empleado en el Servicio de Deportes de la Universitat de Barcelona (UB) desde hace 30 años, tiene novia y planea lanzarse a una vida independiente a partir de febrero, en un piso de aprendizaje con otro compañero.
Solo una de cada cinco personas con discapacidad intelectual tiene actualmente empleo, un elemento clave para facilitar su plena integración social. Instituciones como la Fundación Aura logran que trabajen en empresas ordinarias. El 85% lo hacen con contrato indefinido.
Oriol Prats tiene 50 años muy bien llevados. Tiene un empleo, un proyecto para irse a vivir por su cuenta y una novia (Eva) con la que tiene planes. Y es feliz. Lo corrobora su hermana Genisa, que reconoce que la familia está tranquila al ver que Oriol vive su vida de forma autónoma a pesar del síndrome de Down. Él es el menor de ocho hermanos. El pasado mes de agosto murió su madre y eso ha acelerado los planes para que emprenda el vuelo fuera de la casa familiar.
Su caso es un ejemplo del éxito de la inserción laboral de las personas con discapacidad, algo que aún no está al alcance de muchos y, por ende, de sus familias, que viven con angustia pensando en el futuro que les espera a sus hijos. Actualmente solo una de cada cinco personas con discapacidad intelectual en edad activa tiene trabajo. Coincidiendo con el Día Mundial de las Personas con Discapacidad, que se celebró ayer, entidades como Fundación Aura y Dincat han reivindicado a administraciones y empresas que les faciliten a el acceso a un empleo para su plena inserción social.
Los padres de Oriol, ya fallecidos, tuvieron hace 30 años la «valentía», en palabras de Genisa Prats, de huir de la comprensible tendencia al proteccionismo y, en su lugar, empujar a su hijo hacia una vida laboral lo más normalizada posible, lejos de los centros ocupacionales especiales. Por eso acudieron en 1990 a la Fundación Aura, que trabaja con empresas ordinarias para integrar laboralmente a personas con discapacidad. Lo hacen con la metodología Trabajo con apoyo, que suponer tener el acompañamiento de un preparador laboral, que se asegura de que la inserción funcione y que ejerce de mediador si se necesita. En el caso de Oriol, esta figura la desempeña Emili Rodríguez. «Muy pesado», dice Oriol divertido ante la mirada cómplice de Emili.
«Soy auxiliar de mantenimiento de las pistas en el Servicio de Deportes de la Universitat de Barcelona desde 1992. Tengo contrato indefinido», cuenta con orgullo. «Lo disfruto mucho», dice. Y ejerce de trabajador responsable. «Para eso me pagan», suelta. El buen ambiente con los compañeros y la flexibilidad de la empresa le han ayudado a lo largo de estos años. Un ejemplo, subraya Rodríguez, de que «pueden trabajar perfectamente en cualquier empresa».
No solo el tener un empleo prueba la plena integración de Oriol, un hombre dicharachero y empático. Su intensa agenda vespertina da vértigo: participa en un taller de formación sobre economía, en uno de lectura y en otro de estimulación cognitiva. Además, practica yoga, colabora en el boletín de Aura y hace teatro, una de sus pasiones, desde hace 15 años en el Mas Guinardó.
«Y tengo novia», apunta. «Nos conocimos en Palma de Mallorca.
Le gusta el teatro y el arte y juntos salimos a pasear, a tomar algo o a mirar las estrellas», explica con naturalidad.
Pero el proyecto más inmediato que tiene sobre la mesa es lanzarse a la vida independiente. Se está entrenando para ello y en febrero será cuando se vaya a vivir solo a un piso que ha heredado. «Solo, no: con David», aclara. David es el compañero con el que vive en un piso de aprendizaje; una vivienda que Aura les facilita y que comparten con dos estudiantes universitarios para aprender lo que es vivir por su cuenta.
Creerse la inclusión
La vida autónoma que lleva Oriol, el «mimadísimo y queridísimo hermano pequeño», es una tranquilidad para su familia, explica Genisa. «Lo vemos feliz, con iniciativa, entusiasmado con su vida», cuenta. Genisa pone en valor el trabajo de «entidades y familias que se han creído la inclusión». «Hemos de dejar el proteccionismo y estar en la ciudad, trabajando, haciendo cosas normalizadas. Nos tenemos que hacer visibles», reivindica Genisa usando el plural inclusivo y recordando que antiguamente los centros para discapacitados estaban a las afueras
Aura, entidad sin ánimo de lucro fundada en 1989, colabora con más de 400 empresas, que han incorporado con éxito a sus plantillas a personas con discapacidad intelectural. El 85% tienen contratos indefinidos. «Lo que demuestra que la inclusión laboral es un éxito si se ofrecen los recursos y los apoyos apropiados», subrayan.
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