El Periódico - Castellano

El CGPJ cumple cuatro años fuera de mandato y sin visos de desbloqueo

▶ La situación, descrita como «patética» y «desastrosa» por algunos vocales, se arrastra desde 2018 y deja un Consejo dividido en bloques

- CRISTINA GALLARDO

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) actual cumplió ayer el récord de ser el más longevo de la democracia. Hace cuatro años que los vocales designados en 2013 para un periodo de cinco años deberían haber sido renovados, un mandato de la Constituci­ón que precisa que PSOE y PP lleguen a un acuerdo parlamenta­rio que hoy parece más lejano que nunca. Los propios vocales del Consejo hablan de «desánimo» y de situación «patética» y «desastrosa».

El órgano de gobierno de los jueces dirime cuestiones personales de los jueces como bajas por maternidad y paternidad, incapacida­des, traslados, etcétera; asuntos disciplina­rios y de trascenden­cia política como es la emisión de informes sobre los anteproyec­tos de ley. Está integrado por tres miembros menos de los que le correspond­ería, tras la renuncia del que fuera su presidente Carlos Lesmes el pasado 10 de octubre y el fallecimie­nto y jubilación de otros dos vocales que no han podido ser sustituido­s.

Además, desde marzo de 2021 arrastra una situación inédita, pues una reforma de la Ley Orgánica que regula su funcionami­ento, instada por los partidos que integran el Gobierno, le impide ejercer una de sus funciones principale­s, que es la de hacer nombramien­tos en la cúpula judicial –excepto para el Tribunal Constituci­onal, tras una segunda reforma operada el pasado julio–. Las bajas sin cubrir se acumulan –de forma preocupant­e en el Tribunal Supremo– y la falta de renovación que llevó a Lesmes a renunciar ha creado una situación inédita, con una bicefalia que sitúa a dos personas diferentes al frente del Consejo y del Tribunal Supremo.

La voladura del último intento de renovación a finales del pasado octubre no ha hecho más que viciar el ambiente en el seno del Consejo, pese a que puertas afuera sus vocales se empeñen en afirmar que la situación es de cordialida­d entre ellos. Como muestra, el fracaso en las negociacio­nes para nombrar a dos magistrado­s del Constituci­onal pendientes desde junio. La falta de acuerdo supone incluso un incumplimi­ento expreso de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) que en julio volvió a ser reformada para obligar al CGPJ a realizar estas designacio­nes antes del pasado 13 de septiembre, algo que no ha acontecido.

Negociacio­nes encalladas

De hecho, el pasado viernes se constató que las negociacio­nes entre los bloque conservado­r y progresist­a del Consejo han encallado por cuanto los vocales progresist­as insisten en mantener la candidatur­a del magistrado del Supremo José Manuel Bandrés y sus pares conservado­res en reclamar otros nombres, lo que supone que, por ahora, el único acuerdo es celebrar una primera votación el próximo 22 de diciembre. Esta situación arrastra a su vez la paralizaci­ón del propio Constituci­onal, que no celebrará el Pleno para dar el plácet a los dos magistrado­s del Gobierno –el exministro Juan Carlos Campo y la excargo de Presidenci­a Laura Díez– hasta que el CGPJ mueva ficha.

Varios vocales consultado­s por este periódico expresan su preocupaci­ón por la situación. Desde el sector progresist­a, además de seguir exigiendo su pronta renovación –que no parece que vaya a cumplirse en los próximos meses–, los vocales destacan la necesidad de cumplir la obligación constituci­onal de renovar el TC con los dos magistrado­s que les correspond­en.

Pese a las dificultad­es, destacan la labor que el CGPJ sigue realizando, como la referida a la formación continua de los jueces y la designació­n de vacantes no discrecion­ales. «Tenemos que seguir trabajando, y lo estamos haciendo», señalan las mismas fuentes, pendientes de que tanto desde los tribunales superiores (TSJ) como desde el Supremo les remitan los informes que se han encargado sobre las vacantes, para poder adoptar soluciones al respecto.

Violencia de género

Con ello coincide Maru Carmona, designada a propuesta del PP y que además de vocal es la presidenta del Observator­io contra la Violencia de Género. En manifestac­iones a este diario, señala que a pesar de lo «anómalo» de la situación se continúa trabajando «con normalidad» en ámbitos como el disciplina­rio o de inspección. «En lo que respecta al Observator­io contra la Violencia de Género sigue su misión de hacer seguimient­o del fenómeno en España y sigue siendo referente internacio­nal en esta materia», destaca.

Por ello, no ve que haya desánimo en este esfuerzo a pesar de que esté en funciones. «Pero es cierto que el hecho de ser el único mandato cuyos vocales no tienen dedicación exclusiva supone un sobreesfue­rzo que podría haberse evitado y desde luego ha resultado fallido», apunta.

Desde el lado conservado­r, el vocal Juan Manuel Fernández resume la situación como «preocupant­e» por las constantes tensiones con los otros poderes del Estado. Por su parte, José María Macías, también designado a propuesta del PP, afirma que su sensación es la de estar «en medio de un Bolero de Ravel, la misma melodía tocada cada vez con un instrument­o nuevo que se añade y con un volumen más alto», si bien el del CGPJ es un bolero «absolutame­nte falto de armonía».

El único acuerdo, por ahora, es celebrar una primera votación el próximo 22 de diciembre

El ambiente entre los vocales está viciado, aunque se empeñan en afirmar que entre ellos hay cordialida­d

 ?? Mariscal / Efe ?? El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el progresist­a Rafael Mozo, el pasado octubre.
Mariscal / Efe El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el progresist­a Rafael Mozo, el pasado octubre.

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