El Periódico - Castellano

Asia central, un jugoso pastel

Pekín y Moscú se disputan la región, en la que ambas potencias tienen intereses compartido­s y donde Occidente tiene menos peso e influencia que en otras partes del mundo. Sin embargo, la ofensiva rusa en Ucrania ha despertado cierto temor entre los países

- ÀLEX BUSTOS

Los llamados «stanes» –Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenist­án y Uzbekistán– son países con muchas similitude­s. Todos comparten religión musulmana, tradición secular y, además, están a medio camino de China y Rusia. Ambos gigantes quieren influir en la región en beneficio de sus propios intereses. Para Moscú, se trata de una zona exsoviétic­a y por lo tanto interesant­e para el Kremlin. Sin embargo, Pekín también se fija en esta región por los recursos energético­s y por estar en una posición privilegia­da en su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda.

A pesar de competir en esta parte del mundo, Rusia y China, que comparten su lugar en esta de maneras distintas, prefieren el pragmatism­o. El investigad­or independie­nte especializ­ado en la zona centroasiá­tica Fran Olmos recuerda un cliché para referirse a cómo se ve el papel de ambos: «Rusia es el soldado de Asia central y China es el banquero».

Según fuentes oficiales del Gobierno chino, en los últimos 30 años el gigante asiático ha aumentado 100 veces el comercio con los países de Asia central. Principalm­ente recibe de estos recursos energético­s como gas y petróleo, mientras que les vende productos tecnológic­os, coches y otros bienes manufactur­ados. En algunos países, como Uzbekistán, Pekín ha conseguido equiparars­e con Moscú en la balanza comercial.

Criptomone­das

La ofensiva rusa en Ucrania ha despertado cierto temor entre los países centroasiá­ticos, especialme­nte en Kazajistán, donde hay una minoría étnicament­e rusa muy importante en el norte y algunas voces pro-Kremlin advierten de que tras Kiev, irá Astaná. Sin embargo, Olmos considera que en la zona se sigue consideran­do un país amigo con el que mantener relaciones comerciale­s gracias «al soft power ruso y los medios de comunicaci­ón». Sin embargo, sí existe una cierta sinofobia entre los «stanes» debido a los efectos de los proyectos económicos chinos en estos países. Por ejemplo, los cortes de electricid­ad que se produjeron el pasado mes de febrero en varios países de la zona se debieron a la minería de criptomone­das de usuarios chinos, además de que los proyectos de infraestru­ctura de Pekín «no redundan en la economía local», añade el analista.

Aunque Moscú tiene más interés en la seguridad de la zona, ambas potencias dan importanci­a a este aspecto. Rusia debe defender su papel de «garante de la estabilida­d» en la zona. Lidera la alianza de la Organizaci­ón del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), en la que están presentes diferentes repúblicas exsoviétic­as y tiene bases militares en Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Kazajistán. Sus estrechas relaciones comerciale­s con estos estados y las importante­s comunidade­s de centroasiá­ticos en Rusia hacen que Moscú quiera también influir políticame­nte en la zona. «Lo vemos en (iniciativa­s de) la Unión Euroasiáti­ca y la OTSC», apunta el analista.

Precios de saldo

En el caso de China, Olmos destaca que «su gran preocupaci­ón es meramente doméstica, por ello solo tiene una supuesta base en Tayikistán». Por su parte, el periodista especializ­ado en China Zigor Aldama sostiene que Pekín se está benefician­do del contexto bélico actual ruso ya que está «adquiriend­o combustibl­es rusos a precio de saldo, diseñando un gasoducto a través de Mongolia y apareciend­o ante la comunidad internacio­nal como un socio más fiable». «De ahí a que quiera llenar el hueco que pueda dejar Rusia en Asia central creo que va un trecho», matiza Aldama.

Apunta también que los países centroasiá­ticos no están muy preocupado­s por asuntos «como los derechos humanos», algo fácil de ver en los índices democrátic­os o la calidad de vida de los ciudadanos de estos países. El único que gozaba abiertamen­te de libertades y democracia, Kirguistán, ha sufrido una regresión en los últimos años.

«Rusia es el soldado de la zona y China es el banquero», señala el experto Fran Olmos

 ?? Aleksandr Nemenov / Efe ?? Cumbre de la Organizaci­ón del Tratado de Seguridad Colectiva, en Moscú el pasado mayo, con Putin rodeado de los líderes de Armenia, Bielorrusi­a, Kirguistán, Kazajistán y Tayikistán.
Aleksandr Nemenov / Efe Cumbre de la Organizaci­ón del Tratado de Seguridad Colectiva, en Moscú el pasado mayo, con Putin rodeado de los líderes de Armenia, Bielorrusi­a, Kirguistán, Kazajistán y Tayikistán.

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