Ojalá prospere una nueva ley
Espero y deseo que la ley orgánica contra la ocupación ilegal que ha propuesto el Partido Popular llegue a buen término, es decir, que de una vez por todas la sensatez se apodere de las mentes de los políticos que se sientan en el Parlamento español y, finalmente, se acabe con este preocupante y desagradable tema que tanto daño está haciendo a miles y miles de ciudadanos españoles. Una de las formas de ahorro más generalizadas de nuestro país la constituye la compra de una vivienda. Muchos españoles son propietarios de su hogar en la ciudad y de un pequeño apartamento para las vacaciones; en su día pidieron su hipoteca y lo fueron pagando con su esfuerzo. Un sacrificio que les valió la pena porque aquello era el sueño de muchas familias. Eran, y deberían continuar siéndolo, lugares sagrados, espacios que solo se comparten con la familia y seres queridos.
A los que ganando elecciones (o bien con mociones de censura) quieren gobernar el país para hacerlo cada vez más vivible, solidario y próspero tienen la obligación de arreglar el drama de la ocupación. Desproteger la vivienda es desatender a la mismísima razón, es alejarnos de Europa, es dar alas a los delincuentes, es generar inseguridad, es hacer dudar a los honestos, es incentivar a mafias organizadas, es desproteger muchas cosas. En la provincia de Barcelona, durante el primer trimestre de 2022, se han producido 15 ocupaciones al día. ¡Ustedes dirán!
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