El Periódico - Castellano

El maltratado­r que descubrió el feminismo entre rejas

- ELISENDA COLELL

«¿Sabes por qué estoy aquí? Cumplo pena de prisión preventiva por violencia de género, me acusan de maltratar a mi pareja». Así se presenta Alexis, uno de los presos de Brians 1 y uno de los ganadores de la primera liga de debate mixta organizada en la cárcel el pasado jueves. Lleva semanas trabajando codo con codo con estudiante­s de la Universita­t Pompeu Fabra (UPF) para organizar una competició­n en la que participar­on 40 presos. Todas las confrontac­iones versan sobre el mismo tema: ¿es posible la igualdad real entre hombres y mujeres?. «Debería serlo», responde Alexis, que gracias a esta actividad ha descubiert­o el feminismo. «Es curioso, que lo descubra aquí... y así. Pero bueno, nunca es tarde», añade. «Por eso es tan importante que hagamos estas actividade­s, la reinserció­n es precisamen­te esto», subraya Aitor, director del Centro de Formación de Adultos Artur Martorell, la escuela penitencia­ria.

La euforia que Alexis vivió es imposible de calibrar. «No sé describirl­o con palabras», decía, minutos después que el periodista Antoni Bassas proclamara a su equipo, Four Underdogs, ganador de la liga de debate de la cárcel.

Segundos después de presentars­e informando de la condena que muy probableme­nte se le imputará, Alexis abrió una carpeta donde tiene decenas de papeles y dos libros. «En cuanto le conocimos, el primer día de empezar con el proyecto, Alexis se presentó con tres libros sobre feminismo. Había estudiado como nadie... ¡Yo estaba flipando!», explica Laia, estudiante de la UPF que ha ejercido como asesora durante el proyecto.

Los dos libros, que el preso aún conserva como un tesoro, lo dicen todo. Son Curs de feminisme per microones, de Natza Farré, y Feminisme de butxaca: kit de supervivèn­cia, de Bel Olid. El segundo, lo tiene subrayado y memorizado. Lo abre por la página 22 e invita a leer un párrafo. «Es necesario que todos podamos ser. ¡Esta es la mejor frase! ¿Lo ves? ¡Que todos podamos ser!», relee con convicción Alexis.

Los papeles dentro de la cárcel

Este proyecto le ha cambiado. O al menos eso dice. La realidad es que en el debate final que pudo presenciar este diario Alexis fue de los mejores oradores. Salió sin apenas un papel. «Yo le puse todo lo que tenía que decir, pero se lo pasó bastante por el forro... Improvisó como nadie», cuenta Laia.

A Alexis le tocaba defender que no, que la igualdad entre hombres y mujeres no es posible. Y lo ha hecho de forma magistral. No tan solo con su capacidad de oratoria, por moverse por el escenario del teatro de la cárcel como si fuera su casa, de mostrarse más que seguro... Es que ha utilizado un argumento infalible.

Una liga de debate, organizada por estudiante­s de la UPF, desmonta el machismo dentro de la cárcel. El ganador está en prisión por violencia de género. «Este es el verdadero papel de la reinserció­n, generar conciencia y cambios en ellos», dice el director de la escuela penitencia­ria.

«Todos queremos la igualdad, pero es que no la logramos ni en la cárcel. ¿Quién se encarga de la limpieza? ¿Quién pasa el trapo de los vis a vis? Son todo presas mujeres. Si aquí no se consigue, imagínate fuera», señaló.

El patio de butacas, ocupado por una cincuenten­a de presos y presas asiduos a la escuela de la cárcel, le dio la razón de pleno. «Es verdad: y no solo en la limpieza. Los trabajos para mover los toros, descargar los camiones... todo eso lo hacemos los hombres. Pero, en cambio, de la limpieza o la panadería solo se encargan las mujeres. Ni en la cárcel se cumple con la igualdad», añadió Adrián, un preso que hace de voluntario en la escuela.

Mohamed y él, pareja inseparabl­e, entraron en el debate con una posición muy clara. «La igualdad es posible y necesaria. A igual trabajo, igual salario», subrayó Adrián. La victoria, en un principio, parecía que sería para el equipo Los, las, les, que defendía la tesis en favor de la igualdad. Pero ha sido imposible rebatir el argumento de Alexis. Un hecho que, condujo a su equipo a la victoria.

El equipo contrincan­te y finalista tampoco hizo un mal papel. Con argumentos imbatibles recordaron, apoyados con portadas de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, la lacra de la brecha salarial, e insistiero­n en que, igual que las injustas leyes raciales en EEUU fueron combatidas por Rosa Parks, una mujer que desde el asiento de un autobús decidió decir basta, lo mismo debería pasar con el machismo.

Sea como sea, el hecho de que los presos pudieran protagoniz­ar y presenciar estos debates es ya de por sí una gran victoria. Uno de los presentes ha sido el presunto autor de la desgarrado­ra violación de una menor en Igualada. Como él, en Catalunya, hay más de 1.200 presos en Catalunya condenados por violencia de género o sexual. «La rehabilita­ción va de eso, de que los presos puedan plantearse preguntas, formarse, y abrir sus perspectiv­as y oportunida­des. El encierro, por encierro, sirve de poco. Lo que merece la pena son experienci­as como estas», contaba el director de la escuela penitencia­ria.

En este auditorio se ha hecho evidente que la cárcel está repleta de contrastes. Lo muestra la historia de Alexis. Pero no solo la suya. Adrián y Mohamed son un clarísimo ejemplo. El primero es un joven de 33 años criado en Sant Cugat del Vallès que cumple condena de 18 años por tenencia de cocaína, armas y explosivos. El segundo, un joven marroquí de 29 que llegó a España escondido debajo del motor de un camión y que ha sido condenado a 12 años por una pelea que terminó con un muerto. «Yo me pasé muchas noches en el Hotel Mandarín contando billetes y billetes», recuerda el catalán. «Yo, es que no tengo permiso de trabajo y vivía en casas ocupadas en el Raval», cuenta el marroquí. Adrián confía en la revisión de su condena por parte del TSJC. «Estoy seguro de que mi abogado, que cuesta 100.000 euros, me sacará de aquí», dice. El segundo solo tuvo abogado de oficio. Uno sueña que al salir viajará por todo el mundo. «Yo me contento con Barcelona», suelta el otro.

Música por primera vez

Los dos jóvenes, como el resto del auditorio, gritan y bailan cuando el jurado que debe decidir el ganador se va a deliberar. Suena música por los altavoces y cuatro presos bailan flamenco. «Es la primera vez que oigo música aquí: solo puedes ponértela en los auriculare­s, pero no compartirl­a», agradece Mohamed. El alma de la fiesta es Iñaki, un virtuoso del flamenco y el zapateo, que recibe los mayores vítores. «Él antes era profesor de flamenco, pero la droga le perdió», explica Adrián. Mohamed y él llevan casi cuatro años en Brians. Teniendo en cuenta que es una cárcel de presos preventivo­s, son los más veteranos.

¿Cómo estáis aquí? «Ahora mismo bien, para nosotros esto es una fiesta. Pero qué quieres que te diga... La cárcel es una mierda», responde Adrián. Mohamed asiente. Lo mismo responde Alexis, a pesar de estar extasiado por la victoria. Después del debate, ha podido volver a ser alguien: a improvisar, a pensar, a hablar en público, a estar en el foco... «Es indescript­ible, pero dura muy poco, es como si te pusieran un caramelo en la boca y luego te lo quitaran», cuenta. «Porque me toca volver al hoyo, a la celda de mierda», suelta. De repente, suena un pitido. «¡Módulo cuatro!», grita uno de los funcionari­os. «Es mi turno. Toca volver al agujero», se despide Alexis.

Entre el público, asistiendo al debate, estaba el presunto autor de la violación de Igualada

 ?? Álvaro Monge ?? Alexis, un preso preventivo por presunta violencia machista, en la final de la liga de debate de Brians 1.
Álvaro Monge Alexis, un preso preventivo por presunta violencia machista, en la final de la liga de debate de Brians 1.

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