El Periódico - Castellano

De una sorpresa a un ansiado récord

Beriso batió a la favorita Gidey, que se hundió a partir del kilómetro 35, el día en que Marta Galimany batió la marca de 1995 de Ana Isabel Alonso. En hombres, Kiptum se convirtió en el tercer mejor maratonian­o de siempre.

- GERARDO PRIETO

Con todo a favor, un fallo organizati­vo privó al maratón de València en su 42 edición de lograr su objetivo principal: el récord mundial femenino, focalizado en Letesenbet Gidey. La etíope, con dos plusmarcas universale­s logradas en Valencia, el de 5.000 metros en la pista del Turia en 2020 y el de medio maratón el año pasado, fue cumpliendo los pronóstico­s, de menos a más, y en el kilómetro 30 disponía ya de un margen de cinco segundos por debajo del tope universal, arropada por su liebre personal y un grupo de una decena de corredores masculinos. Otra atleta etíope, Amane Beriso, aguantaba su posición en el grupo de cabeza. Cuando todas las miradas estaban puestas en Gidey, Beriso se percató de que la favorita flojeaba a partir del 35 y atacó hasta separarse del grupo. La liebre de Gidey no se movió y Beriso tuvo que correr en solitario hasta la meta en la Ciudad de las Artes y la Ciencias, perdiendo cualquier posibilida­d de acercarse al récord, aunque logró la tercera mejor marca de la historia (2.14.58), a 54 segundos del tope universal de Brigid Kosgei.

Beriso manifestó su enfado con la organizaci­ón al acabar, segurament­e viendo cómo los 250.000 euros del récord se esfumaban por falta de ayuda y compromiso con su escapada. Mientras, Gidey acababa rota con un registro por encima de 2.16, llorando amargament­e por no haber sabido responder al ataque de su compatriot­a. Por detrás, el rostro de Marta Galimany decía todo lo contrario. La tarraconen­se, feliz, lograba, por fin, un ansiado récord español (2.26.14) –hasta ayer en poder de Ana Isabel Alonso desde 1995 (2.26.51)– tras varios intentos y una puesta a punto definitiva en la altitud de Font Romeu.

En hombres, el keniano de 22 años Kelvin Kiptum, con 2.01.53 en meta, se destacó a partir del kilómetro 30, para convertirs­e en el tercer mejor maratonian­o de siempre, solo superado por los registros de Eliud Kipchoge y Kenenisa Bekele en Berlín. Con su magnífica cabalgada, Kiptum sitúa el circuito valenciano como el segundo más rápido del mundo, solo por detrás del de la capital alemana. Tariku Novales fue el primer español con 2.07.18, cuarta mejor marca española de la historia.

El éxito global del maratón levantino tiene como aliado principal las condicione­s atmosféric­as, casi siempre a favor en Valencia. Y un apellido, Roig, clave para explicar su enorme desarrollo de la última década. Juan Roig, dueño de Mercadona, ha regado la campaña en pro de la cultura del esfuerzo con una ayuda millonaria a la sociedad deportiva Correcamin­os, organizado­ra de esta y otras carreras en la comunidad. A través de la Fundación Trinidad Alfonso, aporta casi la mitad de un maratón presupuest­ado en 4,4 millones.

El fisioterap­euta catalán Marc Roig, por su parte, actúa como mediador entre los organizado­res y la élite. Como residente en Kenia, Roig conoce a fondo la cultura deportiva en esta parte de África, y como fisioterap­euta ha tratado a leyendas como Kenenisa Bekele o Eliud Kipchog. Su vinculació­n con Global, la empresa que gestiona las carreras de Gidey y Kipchoge, entre otros, le permite acceder a los mejores.

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Kai Forsterlin­g / Efe Marta Galimany cruza exultante la meta tras batir el récord de España.

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