‘Amèrica’ confronta el pasado negrero de BCN en La Villarroel
La obra de Sergi Pompermayer se estrena hoy bajo la dirección de Julio Manrique. El objetivo del montaje es «provocar, conmover, hacer reír e invitar al debate», subraya el director.
El pasado esclavista de Barcelona, en el origen de grandes fortunas de familias de la burguesía catalana, son la base de Amèrica. Esta ambiciosa obra de Sergi Pompermayer recala a partir de hoy en La Villarroel. Comedia, tragedia e historia se funden en este nuevo texto, dirigido por Julio Manrique. Lo interpretan actores conocidos como la veterana Carme Fortuny, Joan Carreras y Mireia Aixalà y otros, más jóvenes, que trabajan por primera vez a las órdenes del director: Tamara Ndong, Marc Bosch y Aida Llop.
La acción combina dos tiempos: la Cuba del siglo XIX y la Catalunya de hoy. Todo empieza cuando una familia catalana de la alta burguesía que celebra la Diada del 11 de septiembre en 2021, coincidiendo con el 20º aniversario del ‘hereu’ (Marc Bosch). El chico se presenta en la mansión familiar con su novia, una chica negra (Tamara Ndong). Su presencia hará revivir un terrible secreto relacionado con el pasado esclavista de esta familia de Barcelona. «La obra tiene mucho sarcasmo, de diálogos muy ácidos en la onda de la serie The White Lotus y de una mala leche que me interesaba mucho», asegura Manrique, para quien la obra es como un puñetazo en el estómago. El objetivo es «provocar, conmover, hacer reír y hacer disfrutar con algo que al salir del teatro genere debate». Y remover conciencias.
Datos reales
El vídeo, el espacio sonoro, el vestuario sirven para poder pasar del presente al pasado sin demasiadas complicaciones, a través del trabajo interpretativo. «Nos centramos en la actuación y en el texto que es muy potente», afirma el director. «Explico una historia que se ha querido ocultar durante demasiado tiempo y que no conocía, como seguramente muchos catalanes», señala Pompermayer, que ha buceado en varios libros y documentos, entre ellos Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (s. XVI-XIX). Todos los datos relacionados con el comercio y explotación de esclavos está basado en datos reales. «Hay un personaje en el que aglutino historias de diferentes mujeres esclavas, todas reales», añade el autor, que ha trabajado como guionista en numerosas series (Plats Bruts, Jet Lag, La Sagrada Familia) y ha estrenado obras como Zowie y Àngels. En este nuevo texto hay escenas duras y explícitas.
«Es una obra incómoda que habla de cómo es Catalunya, de cómo nos relacionamos con España y de la necesidad de aprender a convivir con un pasado que es doloroso». Todo se cuenta a partir de la historia de una familia con mucho dinero, representante de ese 1% que ocupa la alta burguesía catalana cuya fortuna estuvo vinculada al comercio de esclavos». La obra habla «de la necesidad de aprender a convivir y de mirar al pasado de cara. Es mejor pedir perdón, si hace falta, que construir una historia nacional irreal e idílica». Advierte que «el sesgo nacional, sea español o catalán, es peligroso. Una nación que quiere ser mejor debe enfrentarse a su pasado y a sus errores, por terroríficos que sean».
Hay cosas que le cuesta entender: «¿Cómo puede ser que se nos haya escondido que Barcelona fue una metrópoli esclavista? ¿Cómo podemos ir de nación oprimida cuando nosotros también hemos oprimido?». España, recuerda, permitía tener esclavos en las colonias, no en la península. La actividad negrera persistió hasta 1886 en España. Fue el último país europeo en abolir la esclavitud.
Expiar pecados
Pompermayer considera necesario hablar más de un capítulo oscuro de la historia de Catalunya por el que empezó a interesarse al descubrir que algo tan visible en Barcelona como el templo católico del Tibidabo, está relacionado con el comercio de esclavos. Fue promovido por Dorotea de Chopitea, hija de un empresario esclavista chileno de origen vasco que se casó con el empresario catalán José María Serra y Muñoz, que también comerció con esclavos y participó en la fundación del Banco de Barcelona. «Dorotea hizo levantar el templo para expiar la culpa por el tráfico de esclavos», señala Pompermayer.
A Tamara Ndong, actriz guineana criada en Catalunya que ha trabajado con La Fura dels Baus, la primera lectura de la pieza le produjo todo tipo de sensaciones. «Reí, lloré y sentí mucha importancia», confiesa. Cuando se presentó al casting para el papel de América tuvo claro que «solo podía hacer esta obra desnudándome tanto física como emocionalmente». El proceso de ensayos ha sido muy intenso. «Aunque es un personaje ficticio la historia de América es la de muchas personas oprimidas y explotadas. Meterte en su piel no es agradable, produce rabia y genera muchas preguntas», apunta la actriz. «Hay situaciones explícitas que pueden incomodar porque hablamos de un pasado vergonzoso». Reivindica la necesidad de hablar de ello. «Es un pasado que hemos olvidado pero que sigue muy presente en calles y estatuas de Barcelona. Mucha gente no es consciente de ello».
Carreras, que interpreta al pater familia en esta obra, destaca que la pieza aborda muchas más cosas como conflictos ideológicos, relaciones padre e hijo y de pareja, ecología y corrupción. «Es una obra valiente con personajes riquísimos y momentos durísimos», comenta. Amèrica estará en cartel hasta el 26 de febrero.
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Carme Fortuny, Joan Carreras y Mireia Aixalà se ponen al frente del reparto
«Es una obra incómoda sobre cómo aprender a convivir con un pasado doloroso»