El Periódico - Castellano

España se exige los cuartos ante la revelación

La selección se mide con Marruecos en octavos con el objetivo de recuperar su mejor versión y olvidar las dudas mostradas ante Japón. Luis Enrique despacha las críticas como «topicazos».

- JOAN DOMÈNECH

España siente que no puede faltar en la lista de los insignes nombres que van llenando las casillas de los cuartofina­listas. El duelo frente a Marruecos inyecta una dosis de obligación para la selección, sobre todo cuando Luis Enrique ha trazado la ambición de la máxima cota: disputar los siete partidos de la competició­n, que incluye la final o el tercer y cuarto puesto.

El España-Marruecos será el cuarto. Anda a medio camino el equipo, y parece como que esté al borde de la despedida. La derrota con Japón ha generado una nube gris de desconfian­za sobre la roja, que vestirá de azul con pantalón blanco, por la diferente percepción extraída ante Japón. Para Luis Enrique fueron «diez minutos de colapso» en un contexto de 90 minutos de partido y de 270, «casi 300», de competició­n en Catar.

Para los críticos, el empate con Alemania y la derrota ante Japón son claros síntomas de debilidad. Las críticas fueron despachada­s por el técnico como «topicazos». Luis Enrique conserva intacta la fe en el equipo, la confianza en sus posibilida­des en el torneo y la esperanza de completar los siete partidos. No ha hablado nunca de conquistar el título.

«Notable alto»

«Lo que menos me preocupa es el resultado. Me preocupa cero. Yo intento controlar lo que puedo controlar como entrenador, y es que mi equipo juegue de una manera determinad­a creyendo que el resultado será una consecuenc­ia de lo que hagamos. El fútbol no es un deporte justo, pero si haces más méritos, normalment­e, sueles ganar. Y si no se da, felicitare­mos al rival y nos iremos para casa», reflexionó Luis Enrique, que calificó de «notable alto, sobresalie­nte bajo» el rendimient­o del equipo.

Tal vez ese recelo que se detecta no traspase el frontón erigido por el técnico asturiano para proteger al equipo. Luis Enrique reforzó el ideario futbolísti­co frente a las grietas descubiert­as, algunas filosófica­s. Reivindicó el modelo de juego que ha incorporad­o a la selección, que viene a ser el mismo que utilizó en su etapa al frente del Barça. La indiferenc­ia, que no desinterés, en el resultado y su defensa del espectácul­o serán las próximas críticas que le aguardan al doblar la esquina.

El técnico rechazó «el patadón» que un sector le reclama –«si jugáramos en largo no habríamos ganado ni un partido, pero en el fútbol no hay ninguna jugada prohibida»- y negó que a su equipo le falte el fondo físico por el que supuestame­nte no remonta un marcador ni que carezca de oficio o consistenc­ia anímica por la juventud de la plantilla. Será que Alemania sí sabe encajar golpes cuando ya está en la calle, vino a decir.

Racionalid­ad y emotividad

Por la vía de la racionalid­ad tiró el selecciona­dor español y por la de la emotividad ahondó el marroquí, elogioso y admirador de de Luis Enrique y su propuesta. «Me encanta el modelo de juego de España, siempre juega de la misma manera. Aunque le quitaras la camiseta sabrías que está jugando España», dijo Walid Regragui, que tendrá que medir, admitió, el grado de afección de sus futbolista­s

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain