Fallece Nick Bollettieri, el fabricante de estrellas del tenis
El preparador en su academia de Florida de Andre Agassi, Boris Becker, Monica Seles y Serena Williams, entre otras figuras, muere a los 91 años.
«Ganar no lo es todo, es lo único», repetía Nick Bollettieri a los aspirantes a campeones que entraban en su academia de tenis en Florida. La escucharon Andre Agassi, Jim Courier, Monica Seles, Maria Sharapova, Anna Kournikova, Serena Williams y Boris Becker, entre otras estrellas del tenis que formó el entrenador estadounidense más famoso que falleció el domingo en Bradenton (Florida), a los 91 años.
Hijo de inmigrantes italianos y nacido en Pelham (Nueva York, 1931), solo fue un jugador aficionado y nunca ganó un torneo, pero como entrenador se lo consideraba un revolucionario capaz de sacar lo mejor de cada jugador, aún a costa de una exigencia máxima. A su pionero centro los padres mandaban a sus hijos con la esperanza de que ese teniente del ejército, graduado en Filosofía, se comprometía a extraerles hasta la última gota de sus talento. Bollettieri imponía a sus tenistas un entrenamiento militarizado y los aspirantes a tenistas vivían aislados en un recinto de aspecto incluso carcelario, dormían en camastros como en el ejército y se entrenaban durante horas en las pistas y en el gimnasio. Además, debían limpiar las instalaciones y contaban que incluso los coches deportivos de Bollettieri.
El fallecido, después de ser paracaidista del Ejército de Estados Unidos, comenzó su pasión por el tenis dando clases en un hotel de Puerto
Rico. De allí, en 1978, se mudaría a Florida donde, con un préstamo de un millón de dólares de un amigo, construyó su primera academia en un gran campo de tomateras. En sus pistas se formaron miles de jugadores y, entre ellos, una veintena de números uno. En las memorias de Agassi, Open (2009), la exestrella estadounidense explica su paso por la academia a la que su padre lo envió con 13 años. «A la gente le gusta decir que la Academia Bollettieri es como un campamento militar, pero en realidad es como un campo de prisioneros».
De los cientos de jugadores que pasaron bajo su exigente mirada, Agassi fue el símbolo más destacado y el propio Bollettieri tuvo una excepción con él para entrenarlo y llevarle hasta ganar Wimbledon en 1992. «No podía tratar a André como había tratado a los demás alumnos, porque era como un caballo salvaje y tenía que aprovechar su espíritu libre», decía el técnico.
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