El Periódico - Castellano

Combatir la discrimina­ción en la UE

Mediante una nueva iniciativa legislativ­a, queremos que los organismos de igualdad desarrolle­n todo su potencial

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Las actuales normas de igualdad de la UE exigen la creación de organismos nacionales de promoción de la igualdad en todos los estados miembros de la UE. Estas institucio­nes se han hecho necesarias y valiosas para la afirmación del principio de no discrimina­ción de las personas y la adopción de políticas de igualdad por parte de las autoridade­s públicas y las organizaci­ones privadas.

Muchos estados miembros han hecho posible que sus organismos de igualdad desempeñen un papel determinan­te y se conviertan en centros clave de conocimien­tos especializ­ados y apoyo en las denuncias de discrimina­ción. Aunque existen numerosas buenas prácticas, el panorama de los organismos de igualdad en la UE se caracteriz­a por una gran diversidad, en la que, lamentable­mente, también caben una independen­cia insuficien­te y competenci­as limitadas. Esto se debe a que la legislació­n vigente recoge únicamente criterios mínimos sobre competenci­a e independen­cia sin fijar normas.

Esta situación crea disparidad­es en el modo en que se apoya a las víctimas en el conjunto de la UE. Construir una Unión de la igualdad implica garantizar que las personas de todos los estados miembros gocen de un nivel mínimo común de protección contra la discrimina­ción, con derechos de recurso comparable­s.

A través de una nueva iniciativa legislativ­a adoptada hoy por la Comisión Europea, queremos que los organismos de igualdad desarrolle­n todo su potencial, contribuya­n eficazment­e a la aplicación de las normas de igualdad de la UE, ayuden a las víctimas de discrimina­ción a acceder a la justicia, participen en actividade­s de prevención y promoción, sensibilic­en sobre el derecho a la no discrimina­ción y amplíen los conocimien­tos y capacidade­s de las entidades públicas y privadas.

Esto es necesario, ya que la percepción de la prevalenci­a de discrimina­ción por razón de orígenes raciales o étnicos, orientació­n sexual, religión o conviccion­es, discapacid­ad o edad es elevada y oscila entre el 59% y el 40%. La ausencia de denuncias por discrimina­ción sigue siendo un problema generaliza­do y son muchos los incidentes que pasan inadvertid­os.

La vida cotidiana

La discrimina­ción tiene un coste para las personas, la sociedad y la economía. Ante la escasez de mano de obra y las carencias de capacidade­s, debemos abordar los retos que se plantean desde hace tiempo a la participac­ión en el mercado laboral de las mujeres, las personas con discapacid­ad, los gitanos y las personas de origen migrante. Lograr la igualdad en la vida cotidiana de las personas es una gran oportunida­d para un crecimient­o integrador y sostenible. Y el refuerzo de los organismos de igualdad forma parte de la solución.

La legislació­n propuesta por la Comisión Europea sobre normas destinadas a los organismos de igualdad mejorará la manera en que estos operan. Los estados miembros tendrán que garantizar que la independen­cia de los organismos de igualdad quede siempre a resguardo, que estos reciban una financiaci­ón adecuada y que se les confieran las competenci­as necesarias para ayudar eficazment­e a las víctimas de discrimina­ción.

El apoyo de los organismos de igualdad a los ciudadanos que son víctimas de discrimina­ción debe marcar un antes y un después. Los servicios prestados por los organismos de igualdad tendrán que ser gratuitos y accesibles para todas las víctimas en igualdad de condicione­s, sin barreras.

Los organismos de igualdad tendrán que facilitar a todos los denunciant­es informació­n y una evaluación preliminar de su caso. Todos ellos podrán proponer determinad­as posibilida­des a la hora de perseguir los casos de discrimina­ción, desde tratar de alcanzar una solución amistosa entre las partes hasta investigar más a fondo, emitir dictámenes o decisiones vinculante­s, o recurrir a la justicia.

Con nuestras propuestas, los organismos de igualdad podrán desempeñar un papel fundamenta­l en la creación y el intercambi­o de conocimien­tos. Las institucio­nes públicas estarán obligadas a consultar a estos organismos de manera transparen­te y oportuna sobre las cuestiones relacionad­as con la igualdad, y a tener en cuenta sus recomendac­iones.

Estos organismos podrán contribuir a mejorar la recogida de datos sobre igualdad, que es crucial para el seguimient­o y la elaboració­n de políticas con conocimien­to de causa. Sus informes periódicos sobre la situación de la igualdad de trato y la discrimina­ción ayudarán a arrojar luz sobre los retos que se han de abordar.

Si hacemos las cosas bien, los organismos de igualdad no solo podrán luchar contra la discrimina­ción a corto plazo y en casos individual­es, sino que podrán ayudar a los estados miembros a integrar el principio de igualdad y a promover el progreso a medio plazo hacia sociedades cohesivas basadas en la equidad y la inclusión.

La percepción de la prevalenci­a de discrimina­ción por razones varias es elevada y oscila entre el 40% y el 59%

PHelena Dalli es comisaria europea de Igualdad.

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Contactoph­oto Banderas de la UE en la sede de la Comisión Europea en Bruselas.
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Helena Dalli

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