Un disparate burocrático amenaza medio patio de un colegio de BCN
La fotografía que acompaña a este artículo permite hacerse una idea ajustada de las dimensiones del despropósito que, de no remediarse en los próximos cuatro meses, hurtará casi la mitad del patio a un colegio de educación especial de Barcelona. La fila que amablemente unos adolescentes de la escuela Paideia formaron para la instantánea señala el límite por donde la excavadora desafía con trasquilar el terreno: el que queda a la espalda de los chicos se libraría de la piqueta y el que miran de frente quedaría arrasado.
Son 387 metros cuadrados de zona de recreo en riesgo de ser machacado por una recalificación urbanística. Al cumplirse los ocho años de la cesión del terreno de titularidad municipal, el centro debería retornarlo al ayuntamiento tal como lo recibió. Es decir, un solar expedito donde ahora se dibuja media cancha de hockey, que practican unos sesenta escolares. Lo más extraño del caso es que el fin de destruir parte de la explanada del distrito de Les Corts donde 180 alumnos con discapacidad de 4 a 21 años se solazan es resolver lo que aparenta ser un vulgar papeleo: la parcela figura todavía en los planos municipales como reservada para convertirse en zona verde, una catalogación desfasada que debe corregirse para reconocer que el espacio es parte de un equipamiento educativo, lo que es desde hace casi una década.
Aquí es donde el asunto se enreda en un absurdo que, para hacerlo aún más flagrante, admiten tanto el Gobierno municipal como la oposición. El terreno fue prestado en precario al centro para ampliar sus instalaciones. El resto del patio se había entregado antes por 50 años y el terreno que ocupa el inmueble, por 75. Una vez que la superficie se reclasifique con la categoría correcta, será devuelta al colegio por un plazo más largo, pero mientras tanto podría pasar un año en que los muchachos deberían apelotonarse a la hora del recreo, mientras el trámite sigue su curso.
Como dos pisos del Eixample
Un total de 387 metros cuadrados son los afectados en la recalificación urbanística La escuela es propiedad de las 400 familias, que se hipotecaron para hacer el centro