El Periódico - Castellano

El indescifra­ble misterio de los penaltis

- MARCOS LÓPEZ

traza extrañas curvas antes de lanzarlos) ni, por supuesto, de excelentes delanteros, como se ha visto con Lewandowsk­i (un gol, y fue en la repetición, en sus tres últimos lanzamient­os, incluyendo el Barça y la selección de Polonia).

Cesc, o la excepción de 2008

«Fue más culpa mía que acierto de Pfaff porque contacté mal con el balón. Además, la hierba en los campos de México estaba muy alta», reconoció Eloy al diario As años más tarde sin olvidar jamás ese error que calificó, y sin duda alguna, como el «peor momento» de su carrera deportiva. «En los penaltis nos ha salido cruz», argumentó el martes Busquets, capitán de España. Esa ciencia, como recalca Gerard Piqué, contiene la fórmula de que lanzar primero es una ventaja.

Una ventaja, que algunos estudios sitúan en un 60 % y otros en un 53%, porque produce un impacto emocional en el primer tirador del equipo rival al tiempo que

Cinco tandas de penaltis en cuatro Mundiales (1986, 2002 -en dos ocasiones2­018 y 2022) y cuatro derrotas atestiguan la dramática relación que mantiene España con esa decisiva acción del juego donde no domina la ciencia, como pedía Luis Enrique, ni tampoco el arte, y sucumbe siempre a la presión.

le atormenta de presión. Marruecos empezó primero. Y marcó, mientras Luis Enrique, sentado solo en el banquillo, lejos del grupo, pensaba en aquella orden que dio a sus 23 jugadores de campo antes de pisar Doha.

«¿Los penaltis? Hace más de un año avisé a los jugadores para que llegaran al Mundial con 1.000 penaltis tirados. Para mí, no son una lotería», argumentó el técnico asturiano. «Si lo has entrenado, lo tirarás mejor. La presión del momento es algo que dice mucho del jugador», añadió luego. Es una presión que coloca al futbolista ante el momento más dramático de su carrera. Ellos contra un portero. Ellos, en realidad, contra el mundo.

Desde Eloy, quien erró el penalti decisivo en México-86 ante Bélgica, a Busquets, que aparece en la foto final de la caída en Catar 2022, se establece un hilo argumental que perdura por encima de cualquier generación. ¿De todas? De todas, no. Hay una excepción y pertenece, como es normal, a la edad de oro del fútbol español (2008-2012) donde una tanda de penaltis eliminó a Italia en cuartos de final de la Eurocopa y quebró un techo de cristal que impedía crecer. Sucedió en 2008 y llevaba la firma de Cesc Fàbregas. «Fue mi primer penalti desde que tenía 15 años», aseguró luego el joven que llevó a la España de Luis a la semifinal, prólogo de la conquista del título que abría la puerta del paraíso. ¿Qué ciencia existe ahí pues? Habían pasado seis años desde que tiró por última vez antes de burlarse Cesc con inteligenc­ia de Buffon. El sabio meta italiano se tiró a su derecha y el novato español envió la pelota, dulce y precisa, a su izquierda.

La ciencia existe cuando Luis Enrique ordenó salir a Pablo Sarabia (16 penaltis, 16 goles) a dos minutos del final de la prórroga. No engañó a Bono en el tiro, aunque la pelota topó en la base del poste izquierdo marroquí. Con el Sevilla, el portero había detenido ocho de 24 penaltis. Con su selección, y en una sola tanda, dos de tres. Rozó la perfección. «No hay secreto, aunque te prepares, es una cosa de intuición», sostuvo Bono.

Como en Rusia 2018

«Había visto que lo tiraba ahí», dijo con indiferenc­ia sobre el infalible Sarabia. De Carlos Soler, capaz de marcar en la Liga hasta tres penaltis a Courtois (Real Madrid) en un mismo partido, no tenía Bono referencia­s (17 goles en 19 intentos). Y de Busquets, inusual en este arte en el Barça pero no con España. Falló uno en la Eurocopa del año pasado. Engañó al meta suizo Sommer, pero el poste derecho repelió su disparo. Sí, eligió la misma dirección que ante Marruecos.

Mientras Unai Simón, recibía una chuleta de Juanjo González, el entrenador de porteros de la selección, el meta marroquí charlaba relajadame­nte con sus compañeros. No solo se entrena la táctica sino también la mente, capaz de sucumbir como le ocurrió a Roberto Baggio, cuyo penalti fallado en la final del Mundial de EEUU 1994, le dio el título a la Brasil de Romário y Bebeto.

Hay un informe, según reveló The Athletic, de Daniele Caliari, académico de Berlín, quien estudió más de 4.000 penaltis donde apreció que los suplentes tienen un 8% menos de eficacia. Soler y Sarabia salieron del banquillo y, además, Luis Enrique eligió los tres primeros tiradores. «Imaginaos el ojo que tengo», dijo. En 2018, España caía ante Rusia también en octavos y por la misma vía (penaltis). «No los entrené porque ya sabía dónde tirarían los españoles», reveló Afinkeev, el meta que detuvo el tiro de Koke (a la derecha) y Aspas (centrado). Bono tampoco los entrenó. España no tuvo ciencia. Ni tampoco arte.

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Toni Gentile / Reuters 2008. Cesc marcó el penalti y España llegó a la semifinal de la Eurocopa.
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1986. Eloy Olaya erró el lanzamient­o ante Bélgica en el Mundial de México.

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