Raíces en la izquierda independiente
La nueva presidenta, abogada de 60 años y de izquierdas, proviene de una familia de origen campesino y quechuaparlante.
«Gobernar Perú no es tarea fácil», reconoció ayer su primera presidenta, Dina Boluarte. Tomó posesión el miércoles relevando a Pedro Castillo, destituido por el Congreso. Sin embargo, nadie en Perú se atreve a pronosticar cuánto podría durar su Gobierno interino en un país que ha hecho una costumbre de la inestabilidad institucional.
Boluarte nació hace 60 años en Chalhuanca, un empobrecido pueblo a 3.000 metros de altura del departamento andino de Apurímac, unos 700 kilómetros al sur de Lima. Como Castillo, proviene de una familia de origen campesino y quechuaparlante. Se graduó de abogada en una universidad privada. Por muchos años, la política partidaria le fue indiferente a pesar de defender las ideas de izquierda. Su vida transcurrió en esferas estatales de rangos modestos como la gerencia de una oficina capitalina encargada de entregar documentos de identidad. Su nombre empezó a aparecer en la prensa en 2018, cuando tuvo su primera incursión política en calidad de alcaldesa de Surquillo, un distrito limeño de clase media, donde reside. En esa oportunidad apenas obtuvo menos del 3% de las adhesiones. Dos años después se sumó a Perú Libre (PL), la misma formación que se autoproclama marxista-leninista y que propuso a Castillo como candidato presidencial. Ella lo acompañó en la fórmula electoral en calidad de vicepresidenta. La ruptura de PL con Castillo terminó arrastrándola y ella fue expulsada de ese partido.
Boluarte fue ministra de Desarrollo e Inclusión Social. Le tocó participar de un Gobierno sin equilibrio de género. «Sabemos que en nuestra sociedad hay signos de machismo hacia las mujeres», se quejó. Dejó el cargo hace unas semanas, cuando Castillo buscó perpetuarse a cualquier precio.