El Periódico - Castellano

El apellido condiciona tu sueldo

- GABRIEL UBIETO

Más de un tercio de los ingresos que perciben los trabajador­es españoles depende de quiénes son sus padres, de dónde hayan nacido o de si es hombre o mujer. Un estudio de la fundación Iseak advierte de que la igualdad de oportunida­des se ha reducido en la última década.

Más de un tercio de los ingresos que recibe a final de mes un trabajador en España depende de quiénes son sus padres, donde ha nacido o si es hombre o mujer. No de las decisiones que esa persona haya tomado, si debió o no aceptar esa oferta de empleo, si hizo bien en escoger aquella carrera u la otra o si simplement­e tuvo suerte o no en la vida. Tampoco del grado de esfuerzo que haya invertido en llegar hasta donde ha llegado.

Y es que entre el 30 y el 45% de las desigualda­des a la hora de encontrar un trabajo u otro y de cara a cobrar un salario u otro vienen marcadas ya desde el momento de nacer. Hasta el punto de que provenir de una familia acomodada aumenta el salario medio en casi un 43% en comparació­n con los grupos de origen más desfavorec­ido, según cuantifica un estudio de la fundación Iseak.

Las investigad­oras Marta Curull, Sara de la Rica y Lucía Gorjón han radiografi­ado el origen de las desigualda­des en España. En su informe advierten de que la igualdad de oportunida­des se ha reducido en la última década en España y ello supone, entre otros, un lastre creciente tanto para la cohesión social como para el crecimient­o económico.

Otros estudios, como el liderado por Olga Cantó para la Fundación La Caixa, ya detectaron que la falta de oportunida­des laborales de calidad para los más jóvenes está polarizand­o la sociedad, con unos ricos cada vez más ricos y unos pobres cada vez más pobres, y que todo ello pone en jaque la viabilidad a futuro del Estado del Bienestar.

Volviendo al informe de la fundación Iseak, los antecedent­es y el origen familiar generan casi el 52% de la desigualda­d de ingresos en España. Un porcentaje que se eleva hasta casi el 60% en el caso de los menores de 40 años. Es decir, las cartas de un millenial le llegan más marcadas que las de un

baby boomer. Y el riesgo es que las de la generación Z estén más marcadas aún.

El origen, geográfica­mente hablando, de los progenitor­es es muy determinan­te a la hora de definir el salario que tendrán sus hijos. Aquellas personas nacidas de progenitor español y el otro de Latinoamér­ica o de África segurament­e cobrarán un 53% menos que si sus dos padres hubieran nacido en España.

Aunque tampoco cobrarían mucho más si ese padre extracomun­itario hubiera nacido en el Viejo Continente. Según sus datos, en dicho caso los hijos cobrarían un 41% menos de media. Lo que sugiere que el peso de las redes familiares a la hora de encontrar empleo en España y con un salario bueno sigue siendo muy elevado.

El estudio cuantifica un circulo vicioso del que la academia ya había alertado: tener una buena educación es clave para tener una situación acomodada y venir de una familia acomodada hace muy probable tener una buena educación. La formación y aprendizaj­e que una persona recibirá a lo largo de su vida, es decir, si va a la universida­d, hace una FP o acaba la ESO y se pone a trabajar, depende en un 80% de donde nazca esa persona.

Estudios superiores

Solo una de cada cinco personas que crecieron en hogares muy pobres alcanza los estudios superiores, frente a tres de cada cinco en los hogares más ricos. Es por ello que «reducir las desigualda­des en educación reduciría gran parte de las diferencia­s posteriore­s en el mercado laboral», consideran las expertas de Iseak.

Resolver la brecha educativa, a través de más becas para las familias de menores ingresos o con mayores acompañami­entos para evitar el abandono escolar, reduciría las brechas de ingresos entre clases sociales, si bien actualment­e las mayores diferencia­s en este segundo punto las encuentran las autoras entre los más pudientes.

Y es que las mujeres consiguen, de media, mejores resultados académicos y mayores niveles educativos que los hombres. Sin embargo, dicha ventaja no se acaba traduciend­o en mejores condicione­s laborales. El estudio determina que a más acomodado origen familiar, mayor brecha se produce luego entre hombres y mujeres. Es decir, un hombre de una familia pudiente cobrará de media casi un 50% más que otra persona nacida en una familia muy vulnerable. En cambio, una mujer nacida en una familia muy acomodada ‘solo’ cobrará un 15% más que su homóloga muy vulnerable.

Provenir de una familia acomodada aumenta el salario medio en un 43%, según el estudio

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Manu Mitru Trabajador­es de un puesto del mercado de la Boqueria al que acuden turistas.

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