El Periódico - Castellano

Las dos encuestas de Elsa Artadi

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La anterior presidenta del grupo de Junts niega que un sondeo elaborado antes de la Semana Santa de 2022 y otro hecho después, ambos muy desfavorab­les, precipitar­an su retirada, en mayo del año pasado. Un adiós que propició un escenario totalmente distinto en Barcelona.

Dos fantasmas del pasado asisten desde algún lugar desconocid­o, probableme­nte un cajón, al devenir de la intensa precampaña de las municipale­s. Dos fantasmas que han vivido siempre en el anonimato, y que posiblemen­te hayan condiciona­do de forma decisiva las elecciones que se celebrarán el próximo 28 de mayo en Barcelona.

Esos fantasmas son las dos encuestas que Junts per Barcelona encargó hace un año para determinar cómo pintaban las urnas para la entonces jefa de filas del grupo municipal, Elsa Artadi. No salieron muy bien. Por lo menos según algunas versiones.

Una oposición tenaz

Artadi fue una opositora feroz a Ada Colau, no dudaba en ir al tobillo, lo que también es comprensib­le si se tiene en cuenta que la vida en la oposición municipal es poco gratifican­te. Subir el tono es una forma de tratar de combatir la realidad de que el gobierno municipal acapara la atención mediática.

Licenciada en Economía por la UPF y doctorada en Harvard, la exconselle­ra de Presidènci­a llegó al Ayuntamien­to de Barcelona en el 2019 con formación y una trayectori­a relevante en la política catalana. Tuvo que invertir tiempo en convencer a muchos de que no buscaba un refugio en el consistori­o, de que iba en serio. Logró cinco concejales en las elecciones de hace cuatro años. La mitad que Xavier Trias en 2015.

Los sondeos

Artadi fue vehemente en su papel desde el primer día. Censuró la gestión de Colau como José Mourinho cuestionó la de Pep Guardiola. Sin tregua ni miramiento­s. Su planteamie­nto era rotundo: nada de ser cómplice con la alcaldesa. Se permitió una excepción: votó a favor de uno de los presupuest­os del mandato, el de 2020, en enero de ese año, cuando aún nadie sabía que la pandemia y el confinamie­nto caerían sobre la ciudad y el mundo. Fue una decisión personal, más que de partido.

Antes de la Semana Santa de 2022, llegó la primera encuesta. Tocaba comprobar cómo iba la pugna por mejorar los cinco ediles que tenía el grupo. Cuentan testigos de lo sucedido que fue un jarro de agua fría considerab­le: el sondeo vaticinó que la alcaldable se quedaría en tres concejales en las elecciones de mayo próximo, según fuentes conocedora­s de esos resultados.

Faltaba un año, pero era un pronóstico terrible. Fuentes de Junts aseguran que siempre estuvieron por encima de los cinco concejales logrados en 2019. Que los sondeos les daban hasta seis y siete.

La última cena

Pasaron el Domingo de Ramos, la Última Cena y el Domingo de Resurrecci­ón. Un tiempo después, Junts volvió a encargar una encuesta. El resultado fue, siempre según las fuentes señaladas, que se reafirman en su tesis, igual en concejales: le auguraba tres a Artadi. Pero presagiaba menos votos para la candidatur­a que el sondeo anterior.

Sostienen las mismas fuentes que esos dos sondeos llevaron a la concejala a arrojar la toalla y dejar el ayuntamien­to. Lo que es seguro es que nadie esperaba su salida. Medio año antes, en octubre, declaró a este diario: «Cuesta creer que tenga que repetir que seré candidata». Consultada por EL PERIÓDICO, Artadi afirma que les sondeos no le daban tres ediles. No precisa cuántos. Y sostiene que en todo caso nada tuvieron que ver con su decisión de dejar el consistori­o.

El 6 de mayo de 2022 afirmó en una emotiva rueda de prensa: «No puedo más. No tengo energía para servir a la ciudadanía, no me siento con fuerza para continuar. Es una decisión personal, no política. No estoy en condicione­s de servir a la ciudad que tanto quiero». Ese día anunció que se iba del consistori­o pero también se despidió de la política. Lo hizo abatida. Tanto, que ni sus rivales más enconados dudaron en dedicarle palabras amables. Atribuyó su decisión al agotamient­o, sin entrar en más detalles.

Punto de inflexión

De lo que no hay duda es de que el adiós de Artadi condicionó muy directamen­te a por lo menos cuatro de los actuales alcaldable­s. Sobre todo, naturalmen­te, a Xavier Trias, que primero, días después de que esta lo dejara, descartó suceder a la dimisionar­ia. «Estoy jubilado. Lo que tiene que hacer la gente es no buscar al abuelito».

Al final, tras una larga digestión, el exalcalde aceptó presentars­e. El ambiente y los sondeos le avalan por ahora. Hay encuestas que le dan 12 concejales a Trias y que auguran su victoria el 28-M. Quién sabe, quizá Artadi también hubiera contado con los mismos pronóstico­s. No lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que la onda expansiva de su recambio por Trias también ha impactado a Colau, que se ha aferrado al exalcalde como su enemigo favorito y más rentable, para reforzar la idea de que solo uno de ellos dos puede ganar y beneficiar­se de esa polarizaci­ón.

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Manu Mitru Elsa Artadi, el día en el que anunció que dejaba el ayuntamien­to y la política.
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Toni Sust

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