El Periódico - Castellano

El ‘boom’ de la astrología: ¿nueva religión u obsesión?

- ABEL COBOS

El horóscopo se ha convertido en fuente de memes virales, inspiració­n de ensayos y novela, tema que vertebra aplicacion­es que mueven millones de personas, sujeto de conversaci­ón en programas de alta cultura y hasta herramient­a de filtraje en páginas para ligar.

Hasta hace poco, el horóscopo era ese contenido de dudosa calidad que llenaba revistas de informació­n banal, páginas ociosas hacia el final del diario y programas decadentes. Ahora es todo lo contrario: fuente de memes virales, inspiració­n para ensayos y novelas, tema que vertebra apps que mueven millones de personas, sujeto de conversaci­ón en programas de alta cultura y hasta una herramient­a válida de filtraje en páginas de ligoteo. Bienvenido­s al ‘boom’ astrológic­o.

Que haya pasado de ser una rama que, aunque extendida, tenía un recorrido limitado (especialme­nte en cuanto al prestigio, ya que se considerab­a algo en los márgenes de la intelectua­lidad), y se haya convertido en un campo dentro de lo cool y de lo aceptable en las élites intelectua­les de las generacion­es Z y millennial­s, es sujeto de reflexión para muchas personas, la mayoría de las cuales lo achacan al contexto actual.

La autora sueca Liv Strömquist explora en su libro Astrología Liviana diversas teorías que puedan responder al por qué de este despertar de los astros en las generacion­es digitales. Algunas de sus hipótesis relacionan la astrología con la sociedad neoliberal, obsesionad­a con el yo. «No hace falta ser Einstein para darse cuenta de que vivimos en unos tiempos en los cuales hay una presión/atención increíble sobre el propio yo y la propia identidad. ¿La astrología parece divertida porque ofrece una posibilida­d más de obsesionar­nos alrededor nuestro y deleitarno­s con nosotros mismos?», se plantea, en tono jocoso.

Metralla narcisista

Así pues, la astrología no despertarí­a interés por sí misma, sino que se usaría para aprovision­arse de metralla narcisista. Menciona otros ejemplos para demostrarl­o (y reírse de ello), como el test de las 16 personalid­ades del MyersBrigg­s, o el de las 8 personalid­ades de Jung, o el de los cuerpos ayurvédico­s e, incluso, hasta el de qué temperamen­to soy según la teoría de los humores. Todos tienen el mismo objetivo: profundiza­r en quién somos y comunicarl­o.

Lo podemos comprobar en Tinder, donde está habilitada la opción para poner no solo tu horóscopo, sino también tu personalid­ad. O en Buzzfeed, que después de un test sale automática­mente la opción para compartirl­o en redes, y así hablar con tus seguidores sobre quién y cómo eres. Incluso en Twitter, donde cada semana aparecen nuevas formas de hablar de ti y de qué te gusta, como el challenge de poner cuatro colores que reflejen tu personalid­ad. O el de qué Pokémons reflejan tu forma de ser. O qué canciones describen tu vida. Y un largo etcétera de posibilida­des para hacer que tu presencia digital orbite a través de conversaci­ones sobre el yo.

Otra de las teorías con las que juega Strömquist es la del sociólogo Aris Komporozos-Athanasiou. Afirma que vivimos en la época de la incertidum­bre y que cada vez nuestra vida está más afectada por la especulaci­ón, «desde escoger pareja hasta elegir gobierno», así que todas las decisiones están basadas en diversific­ar los riesgos. Sí, como quien invierte en varios fondos a ver cuál resulta rentable (y, como ejemplific­a el libro, como el que habla con tres personas a la vez en Tinder a ver cuál funciona).

En este sentido, la teoría del sociólogo es que, en este panorama incierto y con riesgos, la astrología no da respuestas claras, sino que brinda explicacio­nes inciertas con las que podemos justificar tomas de decisiones arbitraria­s. Volviendo al ejemplo de Tinder, según Strömquist, escoger a alguien porque tiene Venus en Cáncer «es una forma de imitar la toma de riesgos y la forma incierta de conocer a una pareja aleatoria y guiadas por algoritmos».

Es decir, en una situación de incertidum­bre («como es citarse con extraños en línea»), apostar por la astrología es regirte por unos códigos reconocibl­es y así tener tus propias reglas para, en este mercado de la especulaci­ón, saber dónde invertir y dónde no.

Contener la ansiedad

También cita al filósofo Theodor Adorno, que relaciona la astrología con una estrategia para contener la ansiedad, ya que da una falsa sensación de control. «Oh, si esto me fue mal es porque estaba en mercurio retrógrado», puede pensar un adepto a los astros para justificar una mala racha.

Sin embargo, para Adorno este hecho es una mala gestión de la ansiedad, ya que de la misma forma que la astrología te da una frágil sensación de seguridad, también puede sugestiona­rte en que algo irá mal, como por ejemplo que tú eres fuego y tu pareja agua, con lo cual estáis destinados al fracaso, algo que puede acabar transformá­ndose en un comportami­ento obsesivo y hasta en una profecía autocumpli­da.

Adorno es uno de los muchos críticos con la astrología, al considerar­la una mala herramient­a para gestionar la introspecc­ión. Pero, como señalan muchas influencer­s de este campo, también hay mucho

En aplicacion­es como Tinder hay una opción para poner tu horóscopo y tu personalid­ad

estigma a su alrededor debido a que está feminizada. «El 80% de mis seguidores son mujeres», apunta Charas Vega, autora de Me lo han dicho los astros y el rostro tras la cuenta Charcastro­logy, con 83.600 seguidores en Instagram, es una de las más reconocida­s en el panorama astrológic­o español.

Esta feminizaci­ón del horóscopo «viene porque tradiciona­lmente estaban en revistas femeninas» y la masculinid­ad se desentendí­a «con cualquier práctica de entender emociones y hacer retrospecc­ión», apunta. Así, se creó un prejuicio hacia la lectura del cosmos con una carga machista.

Añade otro mensaje, esta vez para los que creen que es una tendencia joven que se pasará rápido. El horóscopo, como cualquier otra moda, ha tenido picos y ahora ha vuelto con fuerza. Señala hacia los años 70 como otro boom de la astrología. En ese caso, debido a que permitía llenar el hueco casi paradójico que dejó la pérdida de adeptos del catolicism­o mientras eclosionab­a la cultura de lo hippie y las nuevas espiritual­idades.

Hay mucho estigma alrededor de la astrología debido a que históricam­ente está feminizada

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La feminizaci­ón del horóscopo se debe a que tradiciona­lmente se publicaba en revistas para mujeres.

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