La ministra del Interior británica, en el punto de mira
Braverman intentó presionar a funcionarios para evitar asistir a un curso de seguridad vial
La polémica ministra de Interior del Reino Unido, Suella Braverman, volvió ayer a copar los titulares de la prensa británica. Lo hizo después de que saliera a la luz que este fin de semana trató de presionar a funcionarios de su propio ministerio para evitar asistir a un curso en grupo de seguridad vial, al que debía acudir tras exceder el límite de velocidad con su coche el pasado verano. Braverman podría enfrentarse a una investigación formal por romper presuntamente el código de conducta ministerial, al que deben ceñirse todos los miembros del Gobierno. Según la prensa británica, la actual ministra presionó a los funcionarios para realizar un curso de seguridad vial privado que le evitaría la exposición pública ante los otros asistentes a las clases. Tras la negativa de sus subordinados, decidió pagar una multa y descontar tres puntos de su carnet de conducir, algo que le evitó tener que recibir la formación. Preguntada ayer por el asunto, Braverman se limitó a reconocer que cometió la infracción e insistió en que pagó la sanción correspondiente. «No ocurrió nada inapropiado», señaló.
La presión sobre Braverman, sin embargo, fue en aumento en la Cámara de los Comunes. Prácticamente todos los grupos parlamentarios le pidieron explicaciones e incluso algunos diputados del Partido Laborista exigieron su dimisión. Pero la insistencia de los diputados no hizo mella en la ministra, quien no explicó si presionó a los funcionarios para evitar hacer el curso grupal y repitió la misma frase como un mantra cada vez que era preguntada por este asunto: «En verano del año pasado fui sancionada por exceder la velocidad. Me arrepiento de ello, pague la multa y acepté la sanción». La polémica ha puesto en apuros al primer ministro, Rishi Sunak, calificado de «débil» por la oposición. A la vuelta de la cumbre del G7 en Japón, Sunak se limitó a decir que no tenía toda la información y no quiso dar detalles sobre si iniciaría una investigación formal. Una opción que ha ido ganando fuerza y que podría incluso desencadenar la caída de Braverman, una de las representantes del ala dura del Partido Conservador y posible candidata a un futuro liderazgo de la formación. Su posición contra la inmigración aumentó la presión sobre Sunak la semana pasada y obligó al primer ministro a endurecer su discurso.
Dimisión previa
Braverman ya se vio obligada a dejar su cargo como ministra del Interior en octubre del año pasado, cuando Liz Truss todavía estaba al frente del Ejecutivo. En esa ocasión renunció a sus funciones tras haber enviado un documento oficial del Gobierno a través de su cuenta privada a un miembro del Parlamento, algo que está prohibido por el código de conducta ministerial. La salida de Braverman puso en pie de guerra al ala dura de los tories, quienes presionaron para que ocupara de nuevo el cargo tras la dimisión de Truss. El actual primer ministro dijo ayer estar pendiente de recibir «más información» antes de decidir si abre una investigación contra ella. ■