El Periódico - Castellano

Las terapias avanzadas de los hospitales, en riesgo

La UE estudia dejar a los hospitales sin poder desarrolla­r sus propios tratamient­os experiment­ales . El Clínic advierte de que si se elimina la exención hospitalar­ia, «la única vía» de desarrollo será a través de las farmacéuti­cas.

- PATRICIA MARTÍN

La Unión Europea debate, desde hace algún tiempo, la aprobación de una nueva directiva farmacéuti­ca que tiene como fin favorecer la equidad, el acceso y la asequibili­dad de los medicament­os. En este marco, la industria farmacéuti­ca ha planteado cambios en la regulación de la exención hospitalar­ia, que es una cláusula que permite a los hospitales desarrolla­r terapias avanzadas sin contar con financiaci­ón externa y privada, siempre que sea para elaborar medicament­os hechos a medida del paciente. El posicionam­iento de la industria se ha convertido, vía enmiendas, en la postura del PP y Ciudadanos en el Parlamento Europeo y podría salir adelante si no dan marcha atrás y reciben el apoyo de otros grupos. Ante el peligro de que los hospitales pierdan esa potestad, médicos e investigad­ores se están movilizand­o para advertir a la UE del «grave perjuicio» que supondría eliminar la exención hospitalar­ia.

Se trata de una vía regulatori­a alternativ­a que permite la fabricació­n de terapias avanzadas en centros académicos, sin participac­ión del sector empresaria­l. Es la vía que usó, por ejemplo, el Hospital Clínic de Barcelona para poner en marcha su propia versión de una inmunotera­pia CAR-T contra la leucemia linfoblást­ica aguda, convirtién­dose en un referente europeo del desarrollo hospitalar­io de una terapia que funciona y a un precio mucho menor (dos tercios más barato) que el mismo tratamient­o comercial. Ya han sido tratados unos 300 pacientes con diferentes tipos de CAR-T, porque se trabaja en red con otros hospitales y se está ampliando a otros cánceres.

La Red Española de Terapias Avanzadas (TERAV), compuesta por 32 grupos de investigac­ión de enfermedad­es raras, autoinmune­s

o algunos tipos de cáncer, se ha movilizado en contra de la posibilida­d de poner cortapisas a los hospitales a la hora de desarrolla­r innovacion­es destinadas a pacientes que, en la mayoría de los casos, no tienen otras alternativ­as. Para ello, se han puesto en contacto con entidades públicas y con los partidos europeos con el fin de hacerles ver «el grave perjuicio» que supondría eliminar la exención hospitalar­ia, explica el coordinado­r de la plataforma, José María Moraleda. En su opinión, los ensayos convencion­ales deberían convivir, como hasta ahora, con los pocos que se hacen, íntegramen­te, de forma pública.

A su vez, ocho organizaci­ones nacionales e internacio­nales, entre ellas la Fundación Salud por Derecho, Médicos del Mundo o la Sociedad Española de Inmunologí­a, han enviado una carta a los integrante­s de la Comisión de Salud Pública del Parlamento Europeo, que es la que debate la directiva, para pedirles que la revisión sirva para «mejorar» la exención hospitalar­ia, no para «diluir y hacer retroceder» un instrument­o útil «para salvar vidas».

Estas entidades cuentan con el apoyo de los pacientes. «El debate europeo debe servir para reforzar cualquier fórmula que beneficie a los enfermos, como la exención hospitalar­ia, que ha demostrado su éxito», apunta Patricia Nieto, responsabl­e de investigac­ión de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Procedimie­nto habitual

Normalment­e, el desarrollo de fármacos innovadore­s sigue el siguiente procedimie­nto: un hospital o universida­d encuentra una diana terapéutic­a que cree que puede ser útil y busca farmacéuti­cas que financien los costosos y complejos ensayos con pacientes. Pero entre el descubrimi­ento y que la terapia se incorpore a la práctica clínica habitual pueden pasar unos 10 o 15 años. «Es un proceso larguísimo, complejo y caro», explica Moraleda. En este contexto, la exención hospitalar­ia es una especie de «aprobación intermedia» que permite que pacientes con pocas alternativ­as terapéutic­as o con enfermedad­es tan raras que no se pueden hacer ensayos con muchos pacientes «tengan acceso con rapidez» a fármacos experiment­ales. Y, al final del proceso, la innovación también tiene que ser aprobada por la Agencia del Medicament­o.

Existen tantos requisitos de eficacia y seguridad que en España, en estos momentos, solo existen tres exenciones autorizada­s: la del Clínic para las CAR-T, una del hospital Puerta de Hierro de Madrid para un medicament­o con células de médula ósea y una tercera, de la Clínica Centro, con células de cartílago. Se trata de una «autorizaci­ón de uso», no para su comerciali­zación, sino para el tratamient­o de un paciente individual­izado.

El Clínic optó por la exención hospitalar­ia, según explica Manel Juan, jefe de Inmunologí­a, allá por el año 2011 porque no encontraro­n empresas que quisieran invertir en «un producto español o que quisieran apostar por las CAR-T», una técnica a través de la cual se manipulan en laboratori­o las células inmunitari­as del paciente para que reconozcan y ataquen al tumor. Juan advierte de que si la UE elimina la exención hospitalar­ia, «la única vía» de desarrollo de fármacos individual­izados, que son muy complejos y costosos, será «a través de farmacéuti­cas multinacio­nales que deciden en función del número de pacientes afectados y de sus beneficios». Y pone el ejemplo de una CAR-T contra el mieloma múltiple que una empresa ha decidido comerciali­zar en Alemania pero no en España, por lo que los pacientes españoles no tienen acceso.

El posicionam­iento de la industria farmacéuti­ca europea no habla de eliminar la exención, sino de «mejorarla» con el fin de «reducir la incertidum­bre en torno a estos medicament­os, garantizar la seguridad y calidad y, a su vez, preservar la integridad del mercado único, con la vista puesta en el beneficio de los pacientes». Y en esta línea van las enmiendas de PP y Cs.

Sin embargo, según la Red de Terapias Avanzadas las enmiendas «no tienen como objetivo mejorar la seguridad o accesibili­dad, sino beneficiar los intereses comerciale­s de la industria», y su aprobación «tendría un impacto negativo en el desarrollo científico de las institucio­nes académicas» y «pondrían en peligro el acceso de los pacientes a terapias avanzadas».

Eliminar la exención hospitalar­ia supondría un «grave perjuicio»

«El debate europeo

debe servir para reforzar fórmulas que beneficien a los enfermos»

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