El Periódico - Castellano

¿Qué suma Sumar?

La formación de Díaz entra en el ciclo electoral sin encontrar su lugar y su voz entre PSOE y Podemos

- P Joan Cañete Bayle es subdirecto­r de EL PERIÓDICO

El 15M fue muchas cosas. Una de ellas, un seísmo político generacion­al. Los días de acampadas en las plazas de las principale­s ciudades españolas, en la conversaci­ón pública se podían identifica­r tres grandes comunidade­s. Los más jóvenes acampaban, practicaba­n la democracia asambleari­a y ponían en práctica la organizaci­ón horizontal que ya era su modus vivendi digital. Sus mayores inmediatos –profesores universita­rios, activistas forjados en los Foros Sociales Mundiales (de Seattle a Porto Alegre, pasando por Génova), admiradore­s de Susan Sontag y teóricos de la Tasa Tobin– afilaban sus lecturas, afinaban sus discursos y preparaban los artefactos políticos convencido­s de que se encontraba­n ante una oportunida­d única de reformular el sistema de partidos en España. En el tercer grupo se encontraba la generación que se hizo mayor con el felipismo y que, sin comerlo ni beberlo, se vio encuadrada en la trinchera del establishm­ent. Aquellos días fueron más críticos y duros con los perroflaut­as aquellos cuarentone­s progresist­as de toda la vida que la propia derecha. Entendiero­n, y no les faltaba razón, que en la impugnació­n total al régimen de la transición del 15M se incluía una demoledora crítica a su pactismo, a su socialdemo­cracia, a su triangulac­ión, a su tercera vía, a su izquierda moderada y responsabl­e. Algo así como: ¿veis como sí se podía?

En poco más de un mes se cumplirán 13 años del 15M, y el proyecto político que se creó entonces ha vivido un arco narrativo casi completo: irrumpió, rompió el bipartidis­mo, gobernó en un buen puñado de ciudades, las más importante­s del país, pactó con el PSOE para llegar al poder en comunidade­s autónomas y la presidenci­a del Gobierno, legisló (en algunos casos, con mucho calado), se escindió, trató de refundarse, implosionó y vive tal vez sus horas más bajas, con el temor de que la triple cita electoral (en el País Vasco, Catalunya y las europeas) confirme su tendencia menguante. Sumar, de cuyo acto fundaciona­l se cumple esta semana un año, ha acabado

La legislatur­a no arranca y la vicepresid­enta no puede mostrar logros de gestión

restando, perdón por el chiste fácil.

Generacion­almente, los más jóvenes no viven una efervescen­cia política similar a la de hace una década, y en este segmento la extrema derecha le ha quitado a la izquierda la pátina antiestabl­ishment. Hoy, oponerse al sistema, ser políticame­nte incorrecto, no es asaltar los cielos, sino enfrentars­e a mucho de lo que los herederos del 15M defienden y legislan. Gobernar le ha pasado factura a este espacio político, que además ha sufrido una gran presión mediática, política y hasta judicial, en ocasiones desaforada. Pero en gran medida sus problemas políticos son consecuenc­ia de sus errores y de dos historias tan viejas como la izquierda: el debate entre esencialis­tas y moderados y el cainismo en su liderazgo.

Hace ahora un año, Yolanda Díaz anunció su candidatur­a a las elecciones generales. Desde entonces, Podemos se hundió electoralm­ente y se escindió en el Congreso, los Comuns perdieron la alcaldía de Barcelona y forzaron una repetición electoral en Catalunya que alteró los planes del Gobierno de coalición que se reeditó, pero en el que Sumar no encuentra su lugar. Superada por la izquierda por un Podemos vociferant­e y echado al monte, con el PSOE pendiente de la geometría multibanda del Congreso más que de un socio al que da por descontado, Sumar pasa desapercib­ido y entra en este ciclo electoral sin espacio, sin discurso y con la imagen de que es la cabeza visible de un espacio del que solo surge ruido y confusión, poco fiable e ingobernab­le.

Sin factor diferencia­l

¿Qué suma Sumar? La izquierda pragmática es territorio del PSOE. La izquierda vociferant­e, aunque solo sea a base de elevar la voz, la personific­a Podemos, al menos mientras subsista su representa­ción institucio­nal. Sánchez no necesita intermedia­rio para tratar con ERC, Junts y Bildu. La legislatur­a no acaba de arrancar y la vicepresid­enta no puede mostrar logros de gestión. La formación de Díaz ha perdido su voz, su factor diferencia­l. El resultado de la suma que empezó hace ahora un año tiende a cero, visto con generosida­d. Si el referente es ese 15M de 2011, la curva de este espacio político que hizo historia en España tiende hacia la decadencia. ¿De verdad que se podía?, hay quien repregunta ahora, entre el cinismo y la sorna.

 ?? Leonard Beard ??
Leonard Beard
 ?? ?? Joan Cañete Bayle
Joan Cañete Bayle

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain