Las tres batallas políticas del tranvía por la Diagonal
CiU fue el primero en proponer la obra, pero ha acabado siendo uno de sus grandes opositores
El actual alcalde es partidario de la conexión, pero no parece que vaya a abordarla pronto
El resultado de la consulta sobre la posibilidad de unir los tramos originales por esta avenida barcelonesa hundió a Jordi Hereu; Xavier Trias vio con indignación como Artur Mas apoyaba la unión y Ada Colau teme que Jaume Collboni no remate el proyecto que ella retomó.
Si nada cambia de forma radical, el Trambesòs y el Trambaix se acabarán uniendo por la Diagonal. Pero hasta que llegue ese día, y desde que se inició el debate al respecto, el tranvía habrá maltratado a no pocos políticos. En algunos casos, ha contribuido a apearlos del cargo. En otros, los ha fustigado una vez ya lo habían perdido.
Por otra parte, algunos partidos han dado giros copernicanos al respecto del proyecto. El primero que lo propuso fue CiU, cuándo Joaquim Molins era su jefe de filas en el Ayuntamiento de Barcelona. El PSC no estaba de acuerdo. Después los socialistas lo suscribieron, con ICV respaldándolo. Y aunque Xavier Trias llegó a defender con entusiasmo la conexión en plenos municipales, al final el grupo de CiU se opuso frontalmente a que se hiciera.
El primer afectado claro por el tranvía fue el alcalde Jordi Hereu. Tras un titubeo inicial, Hereu apostó por la unión del tranvía y la transformación que eso supondría para un tramo de la Diagonal más que considerable.
El fin de Hereu
La apuesta requería del apoyo de otros grupos. Hereu contaba con 14 concejales, una cifra alejada de los 21 de la mayoría absoluta. Entre todos lo mataron y el gobierno local murió solo: el alcalde Hereu puso sobre la mesa la posibilidad de unir el tranvía por la Diagonal por el medio de la vía en formato bulevar, o por los laterales en formato rambla.
Aunque CiU lo había hecho años atrás, la primera en postular la conexión en el mandato 2007-2011 fue Imma Maiol, de ICV. El presidente de ERC en el consistorio, Jordi Portabella, forzó la celebración de una consulta ciudadana para votar el bulevar o la rambla. Y el de CiU, Xavier Trias, logró añadir una tercera opción en la votación: la de que no se hiciera nada. Y esa es la que ganó, con un 80% de apoyo sobre una participación escasísima de tan solo 150.000 personas.
Las cifras y el resultado hundieron a Hereu, pero de entrada cayó, como un fusible, el primer teniente de alcalde, Carles Martí. De la consulta se recuerda la imagen de Hereu votando, y según se supo después, dando a entender que lo había conseguido cuando la máquina no pudo registrar su voto. Fiasco dentro del fiasco.
En 2011, Trias llegó a la alcaldía. Cuando la dejó ya era el principal detractor del tranvía en la capital catalana. Su alternativa: autobuses eléctricos. Y así quedó la cosa hasta que, inesperadamente, el primer alcalde convergente en la ciudad perdió las elecciones municipales de 2015 y la nueva alcaldesa, Ada Colau, retomó el proyecto de la unión de Trambesòs y Trambaix por la Diagonal. Y aquí llegó la sorpresa. Trias, nuevo jefe de la oposición, dolido por una derrota que no esperaba, se encontró con un trago amargo todavía menos previsible.
Los cuernos de Mas
El 30 de julio de 2015, Colau cruzó la plaza de Sant Jaume y visitó al entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, con quien se puso totalmente de acuerdo sobre la conexión del tranvía. Mas le mostró su apoyo, y la encargada de confirmarlo en rueda de prensa fue la vicepresidenta del Ejecutivo catalán, Neus Munté, hoy concejala en el grupo que todavía preside Trias. La consellera subrayó que el debate sobre el asunto se centraría en adelante en el calendario y en la financiación.
El cabreo del exalcalde dio pie a un comunicado del grupo de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona enmendando al Govern de CiU, algo inédito: «CiU recuerda a Colau y a Mas que la única consulta popular hecha en Barcelona rechazó el tranvía por la Diagonal».
Después de Mas, también Carles Puigdemont y Quim Torra dieron su apoyo al consistorio para unir el tranvía. Trias insistía en que eso solo beneficiaría a la empresa privada y en que los autobuses eléctricos serían más eficientes. Colau y sus socios del PSC no se detuvieron, y se inició la prolongación del Trambesòs de Glòries a Verdaguer. La última derivada política del asunto es que una vez que Collboni ha logrado convertirse en alcalde se ha generado un nuevo desacuerdo, esta vez de calendario, entre el actual gobierno municipal y el anterior.
Collboni y el temido retraso
Ha cobrado fuerza el amago que Collboni hizo antes de lograr la vara de mando municipal, cuando afirmó que Barcelona ha vivido muchas obras de envergadura en los últimos años y dejó caer que quizá no sea el momento idóneo para abordar las obras del tramo
final, entre paseo de
Gràcia y Francesc Macià, una vez acabe el que está en curso, hasta Girona. Desde entonces, ha evitado varias veces fijar una fecha de inicio de la fase pendiente.
El socialista, eso sí, ha sido inequívoco al afirmar que es partidario de la conexión y de hacerla por la Diagonal. Pero no ha confirmado –y se lo han preguntado mil veces– que tenga intención de hacerlo en el mandato actual, que concluye en 2027.