El fundador de Siemens, padre del primer tranvía de la historia
▶ Entró en funcionamiento en 1881 en el extrarradio de Berlín. Al principio, las autoridades se negaron a instalarlo en el centro de la ciudad porque temían que molestaría a los vecinos
Probablemente, si Werner von Siemens viviera hoy, no tendría tiempo para inventar. Los dividendos y demás quebraderos de cabeza propios de un gigante industrial le absorberían demasiado tiempo, considera su biógrafo, Johannes Bahr. Pero el pionero, inventor y empresario alemán, nacido en diciembre de 1816 en un hogar de granjeros sin recursos con 14 hermanos, encontró la manera de estudiar alistándose en el Ejército prusiano para ingresar en la Academia de Artilleros.
Experimentó sin miedo al fracaso y, ya con 30 años, fundó la firma Siemens & Halske junto a un socio, Johann Georg Halske. Era una compañía telegráfica con un taller mínimo en Berlín y un equipo de 10 personas, origen del actual gigante industrial Siemens.
De ahí surgió en 1866 la patente de la dinamo como sistema para generar electricidad de forma eficaz. También ahí se desarrolló el telégrafo de aguja a partir de una caja de puros y cuatro piezas más. La casa de los Siemens fue el primer domicilio privado con energía eléctrica. De los prodigios de tanto talento inventor surgió el que es considerado el primer tranvía eléctrico urbano.
Presentó su sensación, un prototipo que inicialmente tomaba la electricidad de los raíles, en la Exposición Industrial Mundial de Berlín de 1879. Empezaron a llegarle encargos de distintas partes del mundo alrededor de un sistema que finiquitaría los equivalentes con tracción animal -caballos- o a vapor. A Werner von Siemens no le interesaba el éxito de un tramo experimental, sino que aspiraba a revolucionar la movilidad urbana. Quería trasladar su idea al centro de Berlín con una red de tranvías. Pero las autoridades de entonces recelaron ante las molestias que la idea podría acarrear al ciudadano, tanto durante las obras de construcción como por el trazado de esas vías cruzando la ciudad.
El visionario inventor encontró su viabilidad en un barrio menos céntrico, por entonces casi en el extrarradio berlinés. Se le autorizó a plantar sus vías en un tramo de apenas 2,5 kilómetros desde la estación de GrossLichterfelde hasta el cuartel de cadetes a orillas del canal de Treptow. Por entonces, Siemens & Halske era ya cosa de un solo patrón: Werner. De los 10 empleados pasó a dar trabajo a más de 300 y a adjudicarse contratos como la red telegráfica rusa o la instalación del telégrafo entre Europa y la India.
1881: entrada en servicio
El tranvía del extrarradio tal vez tuvo un impacto económico menor frente a estas expansiones internacionales. Pero en cuestión de tres meses desde su entrada en servicio, el 12 de mayo de 1881, pasó a transportar a más de 12.000 pasajeros. Era un sistema eficiente y al
servicio del trabajador, que unía Lichterfelde con otros barrios mal comunicados, como Steglitz y Mariendorf.
El tranvía salía 12 veces al día entre las 6 de la mañana y las 11 de noche. Era gratis para los cadetes prusianos, en sus vagones se sentaban hasta 20 personas y cada ticket costaba, en su inicio, entre 10 y 20 pfennig (el precio de un bocadillo). Eran trayectos de unos 20 minutos, a una velocidad de 20 kilómetros por hora.
Berlín presume aún de tener una de las mejores y más antiguas redes de tranvía del mundo. Curiosamente, buena parte del trazado no sobrevivió a la traumática división que supuso la partición de la ciudad en cuatro sectores -uno por cada aliado vencedor: EEUU, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética- tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la capitulación nazi. Berlín quedó encorsetado por el muro construido por el régimen comunista. Todo el sistema del transporte urbano -tranvías, metro elevado o subterráneo y autobusesquedó tan partido como la existencia de los berlineses.
La red de tranvías sobrevivió en el sector oriental, mientras que en el llamado «Berlín libre» se desmantelaron sus vías para sustituir el servicio por autobuses. Hoy día, más de 30 años después de la caída del muro, el tranvía pervive principalmente en sus versiones modernas, cómodas y ecológicas en lo que fue el sector este, con epicentro en la Alexanderplatz.
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