El Periódico - Castellano

«La experienci­a me empoderó mucho»

Tras ocho años de sufrimient­o luchando contra una depresión severa, este hombre, de 64 años, fue elegido para unas pruebas pioneras con psilocibin­a en el Hospital del Mar. Este es su relato.

- F. M.

— ¿Cómo era su vida antes de acceder al ensayo clínico?

— Ocho años antes se oficializó mi problema: una depresión. Pero empezó antes, dando señales silenciosa­s que ahora sí puedo reconocer. De toda la medicación disponible recorrí un 70%. Todas hacían bien y también mal. Sufrí muchísimo los efectos secundario­s. Sobre todo recuerdo la anhedonia: nada te causa placer, nada te causa dolor. Y estaba cansado de todo.

— Y llegó la propuesta...

— Me comentaron que se hacían prueban con psilocibin­a para encarar la depresión. Fue muy difícil pasar los filtros, fueron muy estrictos. Ellos no sabían, y yo mucho menos, en qué cantidades se administra­ría la psilocibin­a.

— ¿Cómo fue la preparació­n de la experienci­a?

— Durante la preparació­n estaban muy preocupado­s con el tema del suicidio. Intentar estar seguros de que no tendrás intencione­s suicidas porque puede haber una reacción que puede ser muy negativa o violenta. Y hacen hincapié en que es como si estuvieras navegando en un río, ves una orilla y la otra, ves cosas que te gustan y otras que no te gustan, o que te asustan.

— Lo hizo en el Hospital del Mar.

— Sí. En una habitación. Estaba a oscuras. Había dos psiquiatra­s. Me tiré en una cama con una manta. Me dieron cinco pastillas y me dijeron que al menos una tenía alguna sustancia. Me las tomé. Me quedé tranquilo, me vinieron ganas de dormir y me desperté con una experienci­a absolutame­nte espectacul­ar: divertido, interesado...

— ¿Y le provocó más efectos?

— Todavía me conmociona al recordarlo: me tiré en la cama y empecé a ver un color negro , y empezaban a aparecer agujeritos naranjas que formaban formas lindas.

— ¿Cómo se sintió después?

— Ese día me fui a dormir en un estado de paz y tranquilid­ad. Y estuve seis meses bajo el impacto de esa toma de psilocibin­a. Seis meses que no necesité medicación, sí tuve la suerte de que estaba haciendo coaching con una persona y pude aprovechar ese estado de bienestar para poder hablar de los miedos que me causaba la depresión. En definitiva, la prueba me permitió un lapso bastante largo de poder analizar qué era todo y ordenar las cosas.

— O sea que tras varios años muy malos, tras esa toma única de psilocibin­a pasó seis meses...

— ...Sin nada. Bien, sí. Para mí fue como un milagro. Fue mágico, fue mágico. Fue un paréntesis. La experienci­a me impresionó y me empoderó mucho. Ya se verá si hará falta otra dosis pero durante ese tiempo estuve entre comillas curado.

— ¿Y después de esos seis meses?

— Gradualmen­te empecé a perder ese empuje, ese optimismo, y volví a una normalidad que si la línea cero es normalidad, siempre estoy por abajo. De estar bien pasé para abajo, me fui estabiliza­ndo hasta el estado de ahora, que dependo de medicación. Seré un medicado crónico.

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Jordi Otix Pedro Payrá posa, junto a su perro, para explicar su tratamient­o.

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