Kaurismäki, un gran perro verde en Filmin
La plataforma presenta 24 títulos, entre largometrajes y cortos, del influyente director finlandés, autor de la reciente y premiadísima ‘Fallen leaves’
tá dando unos datos de audiencia buenísimos. Además, lo han traído al siglo XXI modernizado, actualizado... Este concurso es un fenómeno digno de estudio.
— También hacen hincapié en potenciar el entretenimiento. Que no todo sea divulgación... ¿Cómo se puede hacer eso sin que La 2 pierda su esencia?
— Lo que hay que conseguir es eso: no perder la esencia. Y hacer divulgación, pero hacerla de manera entretenida, fresca... Como el Late Xou con Marc Giró , Ovejas eléctricas... De hecho, los prime times que hemos presentado siguen esa filosofía. Se puede conseguir divulgación y ser rigurosos, haciendo entretenimiento. Y riéndonos. Tomándonos las cosas un poquito a la ligera. Que no pasa nada. Que es muy sano.
— No por eso pierden calidad. Porque esta se puede demostrar de muchas maneras...
— Eso está demostradísimo. Ya se está haciendo. No estoy haciendo yo una locura. Ya existen en el panorama audiovisual programas de ese tipo.
— Otro reto es una sinergia con lo digital. ¿Es la manera de atrapar a un público tan escurridizo como el joven?
— Sí. Hay que utilizar las redes sociales como plataforma para que tus productos los vean otro tipo de público. Es básico. Y también hay que ser conscientes de que aunque lanzamos contenidos para que los espectadores los vean por La 2 –como si esta fuera una pista de despegue: tú lanzas el avión y el que lo coge lo coge–, luego ese contenido queda fijado en RTVE Play . Y también son espectadores. Lo importante es que desde el grupo de RTVE ofrezcamos contenidos interesantes.
— Oiga, con todo el lío que se ha montado con Broncano, se podrían haber llevado a hacer el late night de La 1 a Marc Giró, que está triunfando con el suyo, y se habrían ahorrado un dineral. ¿O les habría dado un disgusto que se llevaran a su estrella?
— Disgusto, no. Marc Giró estaba con su Late Xou en la desconexión de Catalunya y de ahí saltó a La 2. Yo estaba en ese momento en la dirección de programas de Catalunya y no me llevé un disgusto. Al contrario, fue un orgullo. Es como cuando tus hijos van a la universidad. Es maravilloso, porque es un crecimiento para ellos.
— Habría sido un buen fichaje. También tiene un Ondas.
— Precisamente Late Xou fue el primer programa de la desconexión en Catalunya que ha recogido ese premio. ■ Aunque Aki Kaursmäki tiene un hermano, Mika, también cineasta, y ya son varias las cinematografías escandinavas que en los últimos años han demostrado su importancia, caso del cine islandés y el noruego, rompiendo la hegemonía de Suecia y Dinamarca, nadie representa mejor al cine finlandés –y por extensión al nórdico– como el director de Fallen leaves.
De estilo insobornable, que ha desarrollado desde sus inicios en los 80, impertérrito a los cambios, flujos y reflejos del gusto, a las corrientes y mareas que han asolado el cine moderno, Kaurismäki, Aki, recala en Filmin a partir del viernes 19 de abril. La plataforma ofrece un completo Universo Aki Kaurismäki con 17 largometrajes y siete cortos, un repaso selecto y gozoso a la obra de este autor que ha hecho de la melancolía, el fado finlandés, el rock’n’roll de los Leningrad Cowboys, la ironía, la observación de la clase trabajadora y el cine social bien entendido, auténtica materia de estilo.
Las más conocidas
En Filmin pueden verse las películas más conocidas del director en su última etapa, aquellas que han cosechado un mejor rendimiento en las salas y han obtenido, por lo general, el beneplácito y los premios en los festivales más importantes. Pero el cine de Kaurismäki no se define solo por estas películas, por Fallen leaves, Nubes pasajeras, El Havre, Un hombre sin pasado, Luces al atardecer o El otro lado de la esperanza, filmes a la vez dolientes y luminosos sobre personajes en situación precaria, sean representantes de la clase trabajadora, exiliados, migrantes, refugiados o sin techo.
El ciclo incluye sus cortos y largos protagonizados por los Leningrad Cowboys, un grupo de rock inventado por el propio director cuyos miembros lucen proteínicos tupés y botas con punteras, y que han llegado a actuar con el Coro del Ejército Rojo. En estas películas asoma todo el sentido del humor absurdo del que siempre ha sido capaz Kaurismäki, a veces anacrónico, fruto de su contemplación desencantada del mundo en el que vive.
Películas inclasificables
Se incluyen también películas tan inclasificables como Contraté a un asesino a sueldo (1990), un drama distanciado en el que Jean-Pierre Léaud encarna a un tipo gris que contrata a un asesino para que termine con su vida. En la permanente vinculación del director con el rock, el filme incluye una actuación en solitario del fallecido Joe Strummer, líder de The Clash. Y Hamlet va de negocios (1987), particular relectura de la tragedia shakesperiana ambientada en Helsinki en los 80 y con Hamlet convertido en principal accionista de un importante grupo empresarial; fue uno de sus primeros filmes en logar reconocimiento internacional.
No faltan a la cita Ariel (1988), segundo jalón de la denominada trilogía del proletariado, aunque casi todo el cine de Kaurismäki gira en torno a la clase obrera; La vida de bohemia (1992), sobre la vida cotidiana de tres artistas sin dinero ni trabajo en el París bohemio, con participación como actores de los cineastas Sam Fuller y Louis Malle, y Juha (1999), adaptación de un clásico de la literatura finlandesa rodado en blanco y negro y sin diálogos ni sonido, una bella restitución de la pureza del cine mudo.
Y, por supuesto, La chica de la f ábrica de cerillas (1990), quizá su película más perfecta, cierre de la citada trilogía del proletariado y conectada directamente con el espíritu de autores que, como Robert Bresson y Yasujiro Ozu, fueron siempre a la esencia de las cosas en sus relatos cinematográficos. Protagonizada por una de sus actrices habituales, Kati Outlinen, un rostro en apariencia inexpresivo pero a la vez enormemente expresivo, narra la rutinaria existencia de una chica que trabaja maquinalmente en una fábrica de cerillas, no se entiende con sus padres y busca en vano el amor, o algo de afecto, en las salas nocturnas de baile. Kaurismäki en estado puro, entre la melancolía y la esperanza. ■