Rosa Peral estudia pedir la revisión de su condena
La sentencia de la Audiencia de Barcelona deja en el aire si fue ella o su amante, Albert, o bien los dos, los autores materiales del asesinato.
«Es un punto de inflexión». Nuria González, abogada de Rosa Peral, calificaba así la decisión del otro condenado por el crimen de la Guardia Urbana, Albert López, de admitir su participación en los hechos de la sentencia de la Audiencia de Barcelona que les condenaba a más de 20 años de cárcel por el asesinato de Pedro Rodríguez. La letrada está a la espera de saber «exactamente en qué consiste la confesión» de Albert para solicitar la revisión de la condena de Rosa, a la que impusieron 25 años de cárcel.
Una vez conocida la nueva versión de Albert, la letrada podría pedir al Tribunal Supremo una revisión extraordinaria de la condena contra Rosa, pues se trata de un caso juzgado y declarado firme tras varias apelaciones por parte de los condenados, la última de este mismo tribunal. Durante el juicio, Rosa apuntó a Albert como autor del crimen, mientras este lo negó e incriminó a Rosa.
La sentencia de la Audiencia de Barcelona deja en el aire si fue Rosa o su amante, Albert, o los dos, los autores materiales del asesinato. Tampoco detalla cómo se produjo el crimen, porque el cuerpo de la víctima se halló calcinado en el maletero de su vehículo, ni qué objeto u arma se utilizó, al no encontrarse. La abogada de Albert destacó ayer que la declaración de Albert en el juicio ahora cambia con su reconocimiento de su participación, por lo que las evidencias que el jurado y el magistrado sacaron contra Rosa de esta testifical deben quedar en entredicho.
La sentencia relata que a mediados de abril del 2017, Rosa y Albert, que habían reanudado su relación sentimental, «empezaron a trazar un plan con el fin de quitar la vida» a Pedro, pareja de ella y compañero de ambos en el cuerpo de la Guardia Urbana de Barcelona. Ese plan lo pusieron en marcha la noche del 1 al 2 de mayo de 2017. La idea era esperar a que Pedro estuviera dormido o descansando en la vivienda de Rosa en Vilanova i la Geltrú. En ese momento, los procesados debían simular, a través de un intercambio de mensajes, un enfrentamiento personal entre Rosa y Pedro. Y así ocurrió. Rosa inició esa noche el envío de mensajes a Albert. La señal de actuar se dio, según la resolución, a través de llamadas telefónicas.
Entrada la madrugada, pero «en hora indeterminada», incide la Audiencia, Albert se desplazó al domicilio en que convivían Rosa y Pedro. El juez argumenta que los dos procesados «conjuntamente, o al menos uno de ellos con la anuencia y colaboración activa del otro», agredieron a la víctima y «le privaron de su vida de forma violenta». Actuaron, subraya, con «el común ánimo o intención, o conociendo y asumiendo las altas probabilidades que existían de acabar con la vida de la víctima si actuaban en la forma que lo hicieron».
Ataque sin defensa
Los acusados actuaron «aprovechándose» de que Pedro «estaba enteramente despreocupado de sufrir un ataque por parte de la que era su pareja, Rosa, con base en su relación sentimental, que empezó en el verano de 2016, y de confianza que les ligaba». Los dos acusados eligieron un momento en que la víctima estaba dormida o descansando y, de esta manera, no pudiera defenderse de la agresión «mortal». Durante la mañana de ese día 2 de mayo y a través del teléfono de Pedro, ya fallecido, Rosa y Albert acordaron fingir su uso para ofrecer una apariencia de normalidad. Además, se desplazaron con el teléfono hasta las inmediaciones de la vivienda del exmarido de Rosa para «delatar» su posicionamiento geográfico. El propósito era involucrarle en el crimen e impedir que la policía pudiera relacionarles a ellos con el asesinato. ■