Alcaraz despacha a Shevchenko y disfruta en su estreno en Madrid
El jugador murciano arrolló al kazajo con facilidad (6-2 y 6-1) y disipó las dudas sobre su estado físico tras un mes de inactividad.
Es palpable que Carlos Alcaraz no está al cien por cien. Díficil cuantificar cuánto le falta, pero seguramente todavía esté bastante lejos. Prueba de ello es el llamativo manguito que cubre todo el brazo derecho por los problemas que arrastra en el antebrazo desde hace semanas. Pero una faena a medio gas, unida a las ganas de agradar a su gente en el debut en el Mutua Madrid Open, es más que suficiente para volver a asombrar a una grada a la que tiene conquistada desde que le conoció siendo un niño. Y de paso, para mandar un aviso a navegantes. En casa está para rodarse cara a Roland Garros, pero también para ganar.
Nada de medias tintas. Si había alguna duda, Alcaraz las disipó ayer por la vía rápida. Un inicio arrollador, doble break arriba de arranque, redujo a un Aleksandr Shevchenko (6-2 y 6-2) que asomaba como un rival peligroso para una primera ronda tras un mes de inactividad.
‘Show’ de Alcaraz
Falto de temple, aparentemente divorciado de su derecha el ruso nacionalizado kazajo, muy fallón durante todo el choque, pasó en apenas un par de juegos de piedra en el camino a víctima propiciatoria de un nuevo show de Alcaraz en Madrid. Limpiando las líneas, dando lustre a su derecha, tirando de repertorio de dejadas y voleas...
Porque sí, puede sonar a topicazo, pero Alcaraz se siente como en casa jugando en Madrid. Y Madrid, siempre gustosa de aupar ídolos locales, está encantanda de adoptarlo como hijo predilecto. Un binomio exitoso, como demuestran los dos títulos conquistados en los dos últimos años, y que cara al futuro amenaza al plusmarquista del torneo, Rafa Nadal.
Por tramos brillante, solo alguna de sus ya típicas desconexiones (una por set cuando ya estaban encarrilados, nada preocupante), dieron algo de aire a un Shevchenko sin armas, pero por poco tiempo. Por cada break que regaló, reacción instantánea y contrabreak. Ayudado por la altura de Madrid, la bola de Alcaraz corre casi sin esfuerzo y sin tener que llevar al límite su renqueante antebrazo, vuela. «Ha sido un mes bastante duro con la incertidumbre de no saber cuándo iba a volver. Venía con muchas dudas, pero las sensaciones han sido muy buenas, a pesar de venir sin ritmo. Estoy supercontento», confesó el murciano. ■