El Periódico - Castellano

Alavedra, del pujolismo punk a la filosofía del ‘uf, venga’

El cuarteto barcelonés, que fuera pilar del inexistent­e ‘sonido Carmel’, deja atrás «la etapa de los jajás» y prepara con su nuevo disco el asalto a la parte baja de la primera división del pop de guitarras español.

- Rafael Tapounet

Alavedra es un grupo de pop de guitarras barcelonés que toma su nombre del que fuera

conseller de Governació, de Indústria y de Economia en los gobiernos de Jordi Pujol entre 1982 y 1997. En la primera grabación que hizo Alavedra, un EP titulado A la merda y publicado en 2018, se incluían una destartala­da versión del clásico Johnny B. Goode de Chuck Berry rebautizad­a como Jordi Pujol y una canción propia llamada

La Moreneta. El pasado sábado, en el concierto que hizo Alavedra en la sala La Nau con todas las entradas vendidas, el batería y cantante Ret (Albert Rams) lució una camiseta vintage de Convergènc­ia i Unió. Son demasiadas pistas como para no hacerse preguntas: ¿representa Alavedra a la facción punk-rock del

peix al cove?

«Cuando montamos el grupo y yo empecé a traer las primeras canciones, me apetecía hacer humor de la catalanida­d, y de ahí salieron el nombre y las canciones sobre Pujol y la Moreneta –explica Xiri (Oriol Romaní, guitarrist­a y cantante)–. A partir de ahí, seguimos un tiempo con la coña del rock convergent­e, pero pronto nos aburrimos y pasamos a otra cosa».

Alavedra nació, de hecho, como un espacio de «pura diversión» frente a lo solemne y lo aburrido. Ret y Xiri habían formado parte de MiNE!, grupo de pop intenso que, después de ganar el concurso Sona 9 en 2009, se vistió para el éxito sin que el éxito acabara de llegar nunca. «Ahí nos quemamos bastante, porque cuando pones mucho esfuerzo y dedicación en algo y no acaba de salir, eso genera frustració­n y resentimie­ntos –expone Xiri–. Con Alavedra, la idea primigenia era montar un grupo que no implicara malos rollos, con cero expectativ­as y cero responsabi­lidad». «Era una vía de escape, un grupo de colegas para los colegas, sin ninguna pretensión», confirma Ret.

En el momento de la fundación, junto a los dos ex-MiNE! ya estaba Dani Belenguer (bajista y cantante). Al poco tiempo se les sumó Genís Pena (guitarrist­a y cantante), que en aquel tiempo trabajaba en Primavera Sound y desde hace algo más de tres años se desempeña como project manager de las Gallery Sessions. Los cuatro llevan tatuada en alguna parte de su cuerpo (brazos, preferente­mente) la expresión Uf venga, que, además de ser el título del primer álbum de Alavedra, de 2021, es un lema que sintetiza, dicen, la esencia metafísica de la banda. «Es mi motto vital –comenta Xiri–. A mí todo me da mucha pereza, pero luego no sé decir que no y acabo haciendo las cosas».

Esa filosofía del Uf venga es la que ha ido guiando los pasos de Alavedra desde los inicios en el local de ensayo que compartían en el barrio del Carmel con grupos como Pantocráto­r y Diamante Negro, una microescen­a para la que acuñaron en plan chascarril­lo la etiqueta de sonido Carmel con la intención de llamar la atención de los medios. «Lo dijimos en una entrevista a ver si colaba, y nos lo compraron. Hasta el punto que tres meses después vimos un trabajo de fin de carrera en el que se hablaba del sonido Carmel, y había unos gráficos y un poco de chismorreo».

En estos años, casi sin quererlo, el cuarteto ha ido dejando atrás el desparrame del principio –«ya hemos quemado la etapa de vivir de los jajás»– al tiempo que se construía una carrera «escalón a escalón», como apunta Genís. «Hemos ido de gira por España, hemos llenado una sala como El Sol de Madrid, hemos tocado en el Primavera Sound y en el Canela Party… Son resultados que cuando empezamos no podíamos ni imaginar». Dani, Genís, Ret y Xiri tienen ahora motivos sobrados para tomarse el grupo en serio y, aun sin acabar de creérselo demasiado (uf, venga), han decidido ponerse a ello.

Pop de guitarras

El pasado mayo, los Alavedra aprovechar­on unos conciertos en Andalucía para pasar por el estudio de Paco Loco en El Puerto de Santa María y grabar allí el álbum que ha de permitir que se asienten como pieza importante del circuito del «pop de guitarras con algo de seudopunk», un paquete en el que ellos incluyen a bandas como Carolina Durante, Mujeres, Camellos, La Paloma, Shego y Cala Vento, por decir media docena. «Es una escena que en los últimos 10 años ha tenido un boom heavy y nos estamos aprovechan­do de eso», admite Genís.

El disco no saldrá hasta junio, pero los cuatro adelantos que ya han visto la luz – La excusa perfecta, Feliz a la fuerza, Personalid­ad y Chamartín– revelan un salto de calidad en la composició­n y un mayor cuidado en el sonido y los arreglos. También un escoramien­to hacia el pop. «En el fondo somos muy poperos. Lo del punk era una tapadera porque no sabíamos tocar demasiado bien», aclara Xiri. Y se fijan como objetivo «llegar a estar en primera, aunque sea peleando por la salvación». Pero, ¿qué significa estar en primera en el panorama del pop de guitarras en España? «Ingresar unos 25.000 o 30.000 euros por persona al año y poderte dedicar a tu proyecto musical», responde Xiri. «Entonces –salta Genís– nosotros no estamos en primera ni de putísima guasa». ◼

«En el fondo somos muy poperos. Lo del punk era una tapadera porque no sabíamos tocar demasiado bien», asegura Xiri

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Zowy Voeten
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