El pinchazo del Banco de Bilbao con Banesto
El único intento, hasta ahora, de opa hostil en la banca española se dio en 1987, cuando el Banco de Bilbao, entonces la cuarta entidad del país, lanzó una ofensiva contra la segunda, Banesto, con el aval del Banco de España. La entrada en acción de Mario Conde dio un giro a los acontecimientos.
Hoy no existe ninguna de las dos entidades, Banco de Bilbao es BBVA, tras la integración del Banco de Vizcaya y luego Argentaria. Pero el Bilbao fue el protagonista del único intento de oferta pública de compra (opa) hostil en la banca española. Fue sobre Banesto (actualmente engullido por el Santander). Fuera del país sí que ha habido participación de un banco español, en este caso, el Santander, que formó parte en el año 2007 de un consorcio integrado también por Royal Bank of Scotland (RSC) y Fortis para hacerse con el holandés ABN Amro.
Hasta finales de los años 80 del siglo pasado, el sector bancario español vivía plácidamente, pero en 1987, el Banco de Bilbao que presidía José Ángel Sánchez Asiaín, un profundo defensor de las concentraciones bancarias, agitó completamente el tablero con una oferta de compra hostil, algo inimaginable hasta ese momento. Por aquel entonces, Banco de Bilbao era el cuarto del ránking y Banesto el segundo. El objetivo era ganar tamaño para ser competitivos en Europa, poco después de la integración de España a la entonces Comunidad Europea en 1986.
Apoyo del Gobierno
La ofensiva contaba con el aval del Banco de España, que en aquellos momentos contaba con Mariano Rubio como gobernador; y del Gobierno socialista de Felipe González, que tenía como ministro de Economía a Carlos Solchaga. La idea de fondo era mejorar una gestión de Banesto que consideraban cuestionable.
La oferta del Banco de Bilbao a los accionistas de Banesto consistía en ofrecer seis acciones nuevas más una antigua del Bilbao por cada diez acciones de Banesto, así como 15.000 pesetas en metálico (57,33 euros actuales), lo que suponía una prima del 40%. Pero enfrente tenía un Banesto dominado por las élites económicas encabezadas por Pablo Garnica, que se defendió con uñas y dientes.
Dimisión de López de Letona
Lo cierto es que a finales de noviembre de 1987, José María López de Letona dimitió por sorpresa como vicepresidente y consejero delegado de Banesto, a pocas semanas de asumir la presidencia. La entidad daba imagen de estar descabezada, sin su principal ejecutivo, lo que aparentaba facilitar la opa.
A los dos días, Mario Conde, un abogado del Estado emergente que había aterrizado en el banco dos meses antes tras comprar un paquete de acciones junto a Juan Abelló después de que estos vendieran Antibióticos a la compañía italiana Montedison, accedió a la vicepresidencia de Banesto.
El 29 de noviembre, el Banco de Bilbao, tras fracasar un corto periodo de negociaciones, lanzó su opa dirigida a los accionistas. Al día siguiente, Banesto nombró presidente a Mario Conde con el objetivo de que convenciera a los accionistas de que no vendieran. Sus gestiones prosperan y el 5 de diciembre, a la semana de lanzar la opa, el Bilbao desistió y empezó una etapa dorada para Mario Conde, que finalizó abruptamente con la intervención del banco en diciembre de 1993.
Papel de la Bolsa de Madrid
Según cuentan en BBVA, la operación no solo tropezó con la negativa de la cúpula de Banesto, sino que la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid «tuvo un peso decisivo al decidir no admitir a trámite la opa porque –siempre según la opinión de la Junta– no se podían contratar futuros activos todavía inexistentes como razón principal». Además, la ausencia en manos del Banco de Bilbao de un importante paquete de acciones de Banesto tampoco ayudó a que la operación prosperara.
A pesar del fracaso de su intento con Banesto, Sánchez Asiaín persistió y finalmente consiguió cerrar un pacto amistoso con el Banco de Vizcaya, presidido por otra de las grandes figuras del sector, Pedro de Toledo. Después de 19 días de negociaciones, cerraron un acuerdo de fusión en enero de 1988. Eso alumbró el BBV que, posteriormente, engulló el holding Argentaria, que antes de su privatización agrupaba a la banca pública, dando origen al actual BBVA.
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A pesar del fracaso, Sánchez Asiaín persistió y cerró un pacto amistoso con el Banco de Vizcaya