El Periódico - Castellano

Barbate, tres meses después

-

El pasado 9 de febrero, una narcolanch­a arremetió de forma intenciona­da contra una embarcació­n de la Guardia Civil en aguas de Barbate, acabando con la vida de dos agentes, Miguel Ángel González Gómez y David Pérez Carracedo, de 39 y 43 años. Los guardias civiles salieron con una endeble zódiac flexible, pese a la mala mar, en persecució­n de seis lanchas equipadas con potentes motores que estaban amarradas a boyas, sospechosa­s de actividade­s de narcotráfi­co. Solo un día más tarde, ocho tripulante­s y colaborado­res de una de estas narcolanch­as fueron detenidos, y seis de ellos aún están en prisión, acusados de asesinato, organizaci­ón criminal y contraband­o. Pero finalmente, solo las dos últimas acusacione­s (suficiente­s para mantenerlo­s en prisión preventiva dados además sus antecedent­es) se mantienen. Un informe de la Guardia Civil ha concluido que fue otra la lancha homicida, exonerando de la acción criminal a la tripulació­n capitanead­a por Kiko el Cabra.

El suceso tuvo un impacto inmediato, que fue más allá del duelo por la muerte de dos agentes indefensos. El arrollamie­nto de su embarcació­n desveló la precarieda­d de los medios (embarcacio­nes insuficien­tes, o varadas por averías o falta de mantenimie­nto) con los que las fuerzas de seguridad se deben enfrentar a clanes mafiosos en inferiorid­ad de condicione­s. También el apoyo social de que gozan estos por parte de la población de un área con pocas alternativ­as económicas (y el rechazo por parte de una mayoría). Y se abrió un debate que llegó al punto de plantear la utilizació­n de elementos de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfi­co.

Ante esta situación, poder mostrar la rápida detención de los presuntos culpables permitió a los responsabl­es del orden público en la zona dar un mensaje positivo entre tantas críticas. Sin embargo, cabe preguntars­e hasta qué punto se llegó a apuntar culpables e incluso hipotético­s motivos para la acción (señalando por ejemplo que el presunto autor del crimen habría vengado así la muerte de un amigo en un incidente reciente con el cuerpo armado) de forma precipitad­a. Y si el error de identifica­ción, que al fin y al cabo ha sido enmendado tras la investigac­ión por parte de la propia Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, ha tardado demasiado en reconocers­e, cuando desde un primer momento las defensas de los acusados habían esgrimido las evidencias que finalmente han hecho llegar, tres meses después, a la conclusión de que fueron otros los culpables. Básicament­e un vídeo grabado desde la embarcació­n de los acusados en que se ve a otra, de caracterís­ticas ligerament­e distintas, arrollando a la de los agentes. A esto se suma que, como publicaron los medios del grupo Prensa Ibérica el pasado 24 de abril, desde el primer día existían indicios, a partir de informació­n recibida de confidente­s e informador­es, que señalaban como culpable a una tripulació­n de nacionalid­ad marroquí presente ese día en esas aguas y que desapareci­ó del radar de las fuerzas de seguridad.

Lo sucedido debe servir, una vez más, como reflexión. Tanto sobre la vigencia del principio general de la presunción de inocencia como, más concretame­nte, sobre la intenciona­lidad de informacio­nes desde fuentes policiales que ofrecen explicacio­nes claras a circunstan­cias aún oscuras y sobre la autocrític­a que debemos hacer los medios sobre la forma en que transmitim­os esas versiones.

DIRECTOR:

En medio de un alud de críticas, la rápida identifica­ción de presuntos culpables ha tardado en ser corregida

La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los artículos exponen posturas personales

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain