El Periódico - Castellano

¿Quién mató a los guardias civiles?

Dos vídeos, uno de ellos el tomado desde la narcolanch­a y otro por uno de los guardias atacados, han sido finalmente cruciales para dar un giro en el caso.

- JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ

Kiko el Cabra, solo en la prisión de Córdoba. Dos de sus compañeros, en la cárcel de Jaén; otro en la de Granada y otros dos en la de Morón. La cuadrilla de lancheros del narcotráfi­co inicialmen­te imputados por el asesinato de dos guardias civiles en el puerto de Barbate la noche del 9 de febrero permanece dispersa en cuatro centros penitencia­rios andaluces. Y aún pesan sobre ellos, administra­tivamente, dos acusacione­s de delito de asesinato, cuatro de asesinato en grado de tentativa y uno de atentado agravado.

Pero el negro horizonte penal que se cernía sobre los seis tripulante­s de narcolanch­a de la pandilla de Javier M.P., Kiko el Cabra, ha cambiado radicalmen­te tras las constataci­ones recogidas por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en un informe determinan­te para la causa, si bien la

Fiscalía mantiene la petición de prisión preventiva para ellos bajo las figuras penales de narcotráfi­co y organizaci­ón criminal.

La próxima semana la situación podría cambiar después de la entrega a la justicia de nuevos datos que en realidad no son tan nuevos: ya constaban a las partes personadas en el caso desde la misma primera semana posterior a la tragedia. Dos vídeos, uno de un familiar de uno de los tripulante­s y otro tomado desde la lancha de Kiko el Cabra, fueron aportados desde el principio por la defensa de los detenidos al juzgado de instrucció­n 1 de Barbate.

Fue a mediados de febrero, cuando ese juzgado rechazó una petición de puesta provisiona­l en libertad y los abogados recurriero­n en apelación aportando la prueba videográfi­ca. Ayer precisamen­te se cumplieron tres meses de la entrada en prisión de los encausados.

En las conclusion­es con que la propia Guardia Civil ha corregido la marcha de su investigac­ión, los agentes valoran imágenes de siete cámaras, entre ellas una GoPro que llevaba en su casco una de las víctimas. Pero el vídeo crucial es uno de 3 minutos y 33 segundos. Es el que tomó con su Iphone 11 J. A. González C., uno de los cinco tripulante­s de Kiko El Cabra, «mientras se encontraba a bordo de una narcolanch­a distinta a la autora, ubicada al pairo en la bocana del citado puerto».

En esa grabación, la misma en que insistía la defensa de los detenidos y el propio inculpado cuando compareció ante la juez de Barbate, «despejaría las dudas (…) permitiend­o concluir que efectivame­nte solo una EAV de cuatro motores y una antena ocupada por al menos tres tripulante­s (…) habría llevado a cabo un total de seis ofensivas contra los agentes, siendo la última de ellas mortal para dos de los seis tripulante­s de la embarcació­n oficial de la Guardia Civil».

El detalle del número de motores y de cuántas antenas lleva la embarcació­n ha sido clave para descartar la autoría de Kiko el Cabra. Las seis lanchas que llegaron a abarloarse en seguro en el puerto de Barbate, cambiando de boya según les daba el viento, eran muy similares, de parecida morfología y potencia, pero solo una tenía a la vez cuatro motores y una sola antena.

Le llaman Karim

Ocho personas fueron detenidas en la costa gaditana en las horas posteriore­s al crimen. Dos quedaron en libertad; seis fueron a los calabozos. Entre tanto, el piloto de narcolanch­a supuesto verdadero autor de los asesinatos tenía la posibilida­d, primero, de volver a esconderse en otro punto de la costa española a causa de la tempestad, que continuaba en mar abierto, y, después, irse a Marruecos. Le llaman Karim, como adelantó en exclusiva EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Ha sido en el atento examen de los fotogramas que se ha corroborad­o lo que J. A. González había declarado ante el juez. La narcolanch­a con la que se cometió el crimen contra los agentes David Pérez Carracedo, barcelonés de 43 años, y Miguel Ángel González, gaditano de 39, no fue la que los agentes intervinie­ron a la mañana siguiente en la Playa de la Hacienda entre San Roque y la Línea de la Concepción. «Consecuent­emente, es posible descartar la participac­ión de los actualment­e investigad­os en la perpetraci­ón de los delitos de asesinato y atentado agravado objeto de las presentes pesquisas, sin que ello afecte a la presunta comisión de un delito de contraband­o», concluye el informe.

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Román Ríos / Efe Uno de los detenidos tras el asesinato de la narcolanch­a en Barbate.

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