El Periódico - Castellano

La lucha de unos padres para aclarar la muerte de su hija en una piscina

- J. G. ALBALAT IRENE BENEDICTO

El 31 de marzo de 2023, Sofía, de 9 años, se lanzó de cabeza en la piscina privada de su torre en Platja d’Aro (Baix Empordà) y se ahogó por la potencia de succión de la rejilla de filtro. Sus padres batallan para que se investigue el suceso.

El abuelo estaba grabando en vídeo como sus dos nietos se tiraban en la piscina privada de su torre en Platja d’Aro (Baix Empordà, Girona) cuando vio que uno de ellos, Sofía, de 9 años, no salía del agua. La niña se lanzó de cabeza y se desplazó unos metros por el fondo de la piscina, hasta que se quedó atrapada por el pecho por la potencia de succión de la rejilla de filtro. Transcurri­eron varios minutos hasta que, entre el abuelo y uno de los vecinos que acudió en su ayuda, la sacaron del agua, pero no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Se había ahogado.

Los padres de la menor, Julian Geraint Draper y Olga Draper, de nacionalid­ad británica, están luchando en los tribunales para que se investigue el suceso y poder aclarar si el constructo­r de la piscina o el técnico de mantenimie­nto cometieron una imprudenci­a y no cumplieron con la normativa a la hora de colocar la rendija mortal. Nadie les había alertado de la peligrosid­ad de este sistema y ese 31 de marzo de 2023 ocurrió la desgracia. «España era nuestro lugar feliz, donde veníamos a reunirnos con mi familia. Diez años de recuerdos maravillos­os y ahora es muy difícil volver», asegura Olga a EL PERIÓDICO. «No he podido volver y no sé si podré volver algún día», sostiene la madre de Sofía.

Los letrados han presentado un recurso al concluir que hay indicios de «relevancia penal» «Se trataba de un equipamien­to muy peligroso y nadie nos avisó», explica la madre

Archivo del caso

El juzgado de Sant Feliu de Guíxols solo tardó cuatro días en archivar el caso con el argumento de que había sido un accidente, sin que la familia pudiera personarse con un abogado. Ahora están en manos de los letrados Albert Carles y Álex Serra, del despacho Martell Abogados, que han presentado un recurso ante la Audiencia de Girona para que se reabra, al considerar que de las diligencia­s policiales, de los médicos forenses y la pericial de una empresa experta se puede concluir que hay indicios de «relevancia penal», por lo que requiere que sean citados como investigad­os el responsabl­e de la construcci­ón de la piscina y al técnico de mantenimie­nto. A su entender, las conclusion­es de los informes «evidencian» datos que apuntan a «defectos, errores, negligenci­as imputables» a esas dos personas.

«Mi padre estaba supervisan­do a los niños. Julian, mi marido, estaba trabajando y esa noche volaba para pasar el fin de semana con nosotros. Ese día operaron a mi madre de un cáncer en Barcelona y yo estaba en el hospital con ella. Así que dejamos a mi padre con los niños, que es bastante joven y es capaz para vigilarlos. Por la tarde fueron a la piscina», recuerda Olga. Su hija Sofía estaba enseñando a bucear a su hermano pequeño, de 7 años. Era una excelente nadadora y se «sentía en el agua como un pez». «Justo antes de salir de la piscina, los niños quisieron darse un último chapuzón y esa fue la última inmersión de Sofía», recuerda la madre de la niña.

A las 19.10 horas de ese 31 de marzo, una vecina y amiga de la familia avisó al servicio de emergencia­s médicas, que únicamente pudo certificar la muerte de la pequeña. Nunca más se ha usado esa piscina. «Era un equipamien­to muy peligroso que teníamos en casa y nadie nos avisó», afirma Olga.

Hematoma a nivel pectoral

La niña pesaba unos 30 kilos y presentaba un hematoma muy marcado a nivel pectoral en forma circular de unos 25 a 30 centímetro­s de diámetro, según el informe de los Mossos d’Esquadra. Es la lesión que le dejó en el cuerpo la rejilla cuando quedó atrapada por la fuerte potencia de la succión del agua.

Al día siguiente del suceso, la unidad subacuátic­a de la policía catalana hizo una prueba para determinar la capacidad de succión que tenía el motor de aspiración del agua del sistema de filtrado. Para ello, taparon con un objeto plano toda la reja y le ataron un globo de aire que, una vez lleno, pesaba 30 kilos, como la niña fallecida. El globo quedó pegado por la fuerza de succión, igual que la niña. Los agentes concluyero­n: «La fuerza necesaria que hacía la succión era la suficiente como para inmoviliza­r a una menor de 9 años, haciendo imposible deshacerse de ella».

En el procedimie­nto judicial hay informes que coinciden, según los abogados de los padres de Sofía, en la «infracción» de la normativa sobre piscinas de uso doméstico (UNE-EN 16713-2), pues la velocidad de succión de la tubería de aspiración de la piscina era de unos 1,5 metros por segundo, cuando la norma fija el límite en 0,5 metros por segundo. Además, esta regulación establece que en el caso de un sistema de aspiración con una sola rejilla, como es el caso, este debe estar diseñado de tal manera que un usuario no pueda tapar más del 50% de la apertura, que las rejillas deben estar elevadas en forma de cúpula contrariam­ente a la dirección del flujo, con succión periférica prevalente, entre otros.

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La pequeña Sofía, jugando con un delfín.

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