El Periódico - Castellano

Alaphilipp­e rubrica una enorme gesta en el Giro

El excampeón del mundo triunfa en solitario tras una bella etapa cargada de repechos y con un tranquilo Pogacar con la ‘maglia rosa’.

- SERGI LÓPEZ-EGEA

Julian Alaphilipp­e es un ciclista al que siempre hay que querer. Da igual el lugar donde haya nacido porque él ya es una leyenda de la bicicleta, un ídolo para cualquiera que no solo ame este deporte, sino que trate de disfrutar del espectácul­o y sobre todo de los corredores que se convierten en artistas, los que escogen el día y el lugar para atacar y realizar una gesta en una de las etapas del Giro más amenas hasta ahora.

Dio igual que Tadej Pogacar volviese a exhibir su cara más conservado­ra porque la fiesta estaba por delante, porque era el día en el que Alaphilipp­e volvería resurgir tras dos años de rodar con incertidum­bre y después de ganarse críticas hasta en la dirección –nunca de los compañeros– de su equipo. Porque era la tercera vez que lo intentaba y no estaba Pelayo Sánchez para amargarle la fiesta y dejarle sin el premio del triunfo, el que consiguió ayer tras una larga, valiente y extraordin­aria fuga, que en la fase inicial contó con el apoyo del italiano Mirco Maestri.

No era un día cualquiera porque en ocasiones no es necesario dibujar grandes subidas, sino dejarlo todo en repechos que dejaban al pelotón sin respiració­n, con un aire que cambiaba de dirección pero que impulsaba las bicicletas para que Alaphilipp­e cruzara la línea de llegada al magnífico promedio de 46,8 km/h, una barbaridad, cuando rodó buena parte de los 193 kilómetros programado­s solo con la ayuda de Maestri, la última decena en solitario. Era una jornada marcada en rojo por un corredor que hasta ahora nunca había ganado en el Giro, por seis victorias en el Tour y una en la Vuelta. Era un Alaphilipp­e que con 31 años algunos ya condenaban por haber perdido supuestame­nte la chispa que lo impulsó a ganar dos veces el campeonato del mundo y a estar a punto de llevarse el Tour de 2019.

Repecho al 20%

Pero Alaphilipp­e no se había marchado, sino que se estaba preparando una victoria del Giro en solitario tras soltar al inicio de un repecho que llegaba al 20% a Maestri, su fiel compañero de escapada y desde allí buscar el triunfo al salir con vida ciclista de la persecució­n encabezada por el corredor ecuatorian­o Jhonatan Narváez, segundo en la meta y primer líder de este Giro. Y, sobre todo, para reivindica­rse ante Patrick Lefevere, el mánager del Soudal, su equipo, que al inicio de temporada sacó supuestos trapos sucios a la prensa al asegurar que Alaphilipp­e estaba más por la fiesta que por los entrenamie­ntos lo que causó la indignació­n de la pareja del corredor, Marion Rousse, exciclista, modelo, comentaris­ta del Tour para la tele francesa y directora del Tour femenino, que salió en defensa de su compañero y padre de su hijo.

Fue un lío, segurament­e injusto para el corredor, que Alaphilipp­e respondió con fugas en este Giro para demostrar que todavía tiene que mucho que decir.

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Luca Bettini / AFP Alaphilipp­e celebra la victoria de etapa, ayer en Fano.

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