Cannes como síntoma
La foto que nos da el festival retrata una sociedad polarizada en torno a las denuncias de abusos, un diálogo para sordos
de parte de la comunidad cinematográfica, y su paso triunfal por el festival francés fue la punta de lanza de su restitución: Cannes le recibió en un baño de masas y Depp atesoró una ovación de ocho minutos en su regreso al cine con la película Jeanne du Barry.
Con ese recuerdo aún grabado, la voz quebrada por la emoción de la actriz Juliette Binoche en el inicio del festival de este año da fe de la tensión del momento que vive el movimiento contra la impunidad de la violencia sexual en el cine. La actriz francesa se emocionó en el acto de homenaje a Meryl Streep, nueva Palma de Honor del festival, cuando casi entre lloros le agradeció su forma de reivindicar a través de su carrera profesional el rol de la mujer en el cine, pero también el regalo de su mirada de mujer, un espejo para todas.
La emoción desatada de Binoche no es ajena a su implicación en el manifiesto de mujeres del cine francés que coincidiendo con Cannes se ha hecho público para denunciar la inacción institucional y de las autoridades ante las difíciles denuncias de abusos sexuales y agresiones en el seno del sector, en la tortuosa senda del MeToo. También la presentación del impactante cortometraje Moi Aussi de la actriz y directora Judith Godrèche, impulsora de las denuncias de abusos sexuales en el cine galo, ha tenido su amplificador en Cannes. La protesta conjunta es seria: alerta de que pese al coraje de las víctimas, la impunidad crece.
Y como si estuviera en el guion, el estreno de la última película de Francis Ford Coppola ha llegado salpicado de denuncias y rumores sobre el comportamiento sexual del cineasta desplegado durante la producción del filme, con tocamientos y otros abusos a mujeres del equipo, sin que haya para nada enturbiado su paso por la alfombra roja ni la rueda de prensa consecutiva.
Del #Metoo que arrancó en Estados Unidos y el apogeo de la cultura de la cancelación a este momento en Cannes parece que ha pasado una eternidad, pero la foto del ahora nos enseña el retrato de una sociedad polarizada, donde no hay punto de encuentro, un diálogo para sordos. Unas denuncian, los otros no se inmutan, en la arena pública ante los ojos del mundo.
Cannes como síntoma de que algo no va bien, nada bien, ¿no les parece?
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La protesta de Juliette Binoche y otra mujeres del cine francés es seria, alerta de que pese al coraje de las víctimas, la impunidad crece