Inicio de la tempora de festivales Entre la ‘rave’ urbana de Berlín y la lluvia de Londres
Ahora que Barcelona empieza a replantearse el encaje de sus festivales en la ciudad, echamos un vistazo a cómo se vive la música en directo en otras urbes que acogen otras famosas citas multitudinarias como Berlín, Londres o Nueva York.
BERLÍN: EL DECLIVE DEL TECNO Y UNA RAVE DE 200.000 ALMAS BAILANDO.
¿Inscribir al tecno berlinés en la lista de la UNESCO le da vigor o más bien aires de respiración asistida? La pregunta planea desde que en marzo, el gobierno alemán y las autoridades de la capital aunaron fuerzas para inscribir su Technokultur como patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO. Sus locales más legendarios, como Berghain y Tresor, atraen a adeptos de todo el mundo –tres millones de visitantes anuales–. Pero la Clubcomission lleva años reclamando ayudas públicas y alertando de que ese imán turístico agoniza por secuelas de la pandemia.
Su gran plataforma fue la caída del Muro, en 1989. El tecno se erigió en señal de identidad de un Berlín liberado de corsés y de traumáticas divisiones. En los 90 escaló a la categoría de mayor fiesta del mundo su Loveparade, con la cifra mágica del millón de cuerpos danzantes al sol. Luego emigró a provincias y derivó en 2010 en la tragedia de Duisburg, cuando 21 jóvenes murieron aprisionados en el desbordado acceso al recinto. Hace dos años, renació con el nombre de Rave The Planet y una cifra más realista: 200.000 asistentes. Algunos berlineses se quejan de los estragos que deja a su paso por el Tiergarten, el pulmón verde de la ciudad.
El Berghain no es ya la meca del tecno. La revista DJ Mag le da la pole position al ibicenco Hïi y deja al club berlinés en el puesto 13. El local mejor colocado de Alemania, con el quinto puesto, está en Colonia y se llama Bootshaus.
Los festivales callejeros se reparten por toda la capital desde mayo. El fin de semana de Pentecostés circula por el barrio de Kreuzberg el multitudinario Karneval der Kulturen. En el antiguo aeropuerto de Tempelhof se suceden los conciertos y fiestas.
Para agosto se espera al próximo Rave The Planet. Pero el más incombustible evento de Alemania no se celebra en Berlín, sino en un pueblecido llamado Wacken. Ahí se concentran desde hace 25 años decenas de miles de fans del heavy metal. El Wacken Open Air no tiene el sello de la UNESCO. .
LONDRES: CANCELACIONES POR LA LLUVIA Y ESCASEZ DE CABEZAS DE CARTEL.
Londres sigue atrayendo a una gran cantidad de público a sus festivales de música al aire libre. Eventos como el Wide Awake (con 25.000 personas diarias), el All Points East (50.000 personas) y el Mighty Hoopla (30.000 personas diarias) siguen celebrándose en la capital británica y se han posicionado entre los más influyentes en el panorama de la música electrónica, el pop y el indie.
Pero la celebración de festivales en las grandes ciudades del Reino Unido no ha estado exenta de polémica. Algunas asociaciones vecinales y de protección de los parques públicos han mostrado su rechazo a este tipo de eventos en verano, ya que limita el acceso al resto de habitantes. Una de sus reclamaciones es que se celebren fuera de las vacaciones escolares para que no afecte al uso que hacen los niños en esas zonas verdes. El Brexit, las pérdidas de los promotores durante la pandemia y la mala situación económica de algunos municipios, sin embargo, han llevado a la celebración de más festivales en áreas urbanas.
Asimismo, los organizadores se enfrentan a los problemas derivados de las inclemencias climáticas –el último año ha sido especialmente lluvioso en el Reino Unido y ha obligado a cancelar el We Are FSTVL en Londres– y a la dificultad para encontrar artistas de talla mundial como cabezas de cartel, cada vez más centrados en sus propias giras.
NUEVA YORK: LEJOS DE SER UN EPICENTRO FESTIVALERO.
El gran festival de música en la ciudad de Nueva York es el Governors ball, una cita que debutó con una sola jornada en el año 2011 y que ha evolucionado hasta reunir en tres días a más de 100.000 personas.
De su ubicación original, en la isla frente a la estatua de la Libertad, el festival ha pasado por otras localizaciones hasta alcanzar el año pasado el que apunta a quedar como su hogar: Flushing Meadows Corona Park, en el barrio de Queens. Ha sumado su oferta la indie y electrónica el pop, el rap, el R&B y a artistas que retan el encasillamiento en géneros.
Algo más antiguo es el otro gran festival urbano de música de la Gran Manzana, Electric Zoo, dedicado desde 2009 a electrónica y dance y que a principios de septiembre reúne a más de 80.000 personas en Randall’s Island, la isla encajonada entre Manhattan, Queens y el Bronx que fue alguna vez también escenario para el Governors. Tras una problemática edición el año pasado, que se inauguró con cancelaciones y retrasos y acabó con caos y demandas tras la sobreventa de entradas, no se han anunciado aún ni fechas ni artistas para este 2024.
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El mayor evento de Alemania no se celebra en Berlín, sino en Wacken, y es de heavy metal