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LA BATALLA EMOCIONAL
a característica falta de dopamina que provoca la enfermedad de Parkinson hace que muchos pacientes (se calcula que hasta el 50 por ciento) sufran trastornos depresivos, apatía o ansiedad. «La dopamina es un neurotransmisor que está implicado en muchos procesos, además de los motores. También interviene en procesos emocionales como las adicciones, los mecanismos de recompensa, el control de la impulsividad… Es la consecuencia de la alteración del sistema dopaminérgico a nivel del sistema límbico», explica el neurólogo Raúl Martínez, de HM Hospitales. Y los enfermos lo corroboran. «Las emociones desempeñan un papel clave en esta enfermedad. Para bien y para mal. Cuando estás contento, casi todo mejora. Pero cuando tienes un bajón, un disgusto, una mala noticia,
LEspaña podría haber más de 30.000 personas sin diagnosticar. «Tener un biomarcador que nos proporcione el diagnóstico sería clave, fantástico, pero no va a ocurrir a corto plazo», explica el doctor Martínez. No obstante, hay progresos.
Investigadores del Hospital Clinic de Barcelona han logrado diagnosticar precozmente a pacientes aún asintomáticos, pero con trastorno de sueño, a través de una biopsia de la glándula submandibular. Aunque su precisión está lejos de ser infalible, esta prueba ayudaría a detectar la proteína alfa-sinucleína, presente de modo todo va peor», explica Andrés Álvarez. Y en eso también influye la percepción social de la enfermedad. «Cuando estás mal y una persona te mira por la calle, te duele... Esta enfermedad es muy visual y te sientes vulnerable e indefenso constantemente». A Mar Maestro se lo diagnosticaron con 46 años. Lleva una década conviviendo con el párkinson y, para ella, manejar el aspecto emocional de la enfermedad es un reto cotidiano. «Tienes tendencia a venirte abajo. Me afectan mucho las emociones. Necesito que las personas con las que convivo me aprecien, me valoren, sepan lo que me pasa… En mi caso, mi marido no lo entendió. Fue muy duro, pero tuve que separarme». anormal en los enfermos de párkinson. «Pero aún no es suficientemente específica –explica Kulisevsky–. Por eso seguimos diagnosticando desde el punto de vista clínico». Cuando la acumulación de síntomas levanta una sospecha razonable, lo habitual es practicar una gammagrafía cerebral para comprobar si existe un déficit de dopamina en el cerebro. Esa prueba sí suele ser definitiva.
NUEVAS TERAPIAS. La 'buena' noticia es que existe ya un gran arsenal terapéutico paliativo que trata