El Periódico - Català - Dominical
Banderas
La mayoría de las grandes naciones, no sin dificultades, no sin vaivenes, ha dado con una enseña que, mejor o peor, representa a la gran mayoría de sus miembros, que sienten una emoción verdadera al verla ondear. Los españoles, en cambio, ya sea para la nación común o para las particulares, sabemos dar siempre con una bandera que resulte polémica y divisiva. O mejor, con varias. Las banderas en sí no tienen más importancia que la de los símbolos: lo que cuenta es lo simbolizado. Una lectora dice no sentir como suya la actual bandera rojigualda. Otros debaten acerca de si un dictador debe continuar o no en una tumba insigne, un símbolo más sobre el que impera la división. A unos irrita que se lo justifique; a otros, que se lo repudie. No es una cuestión menor. No es una página (bien) pasada. año 2018. Otra vez. No seré yo el que se preocupe por el lugar que ocupen los despojos del dictador. No me importa lo más mínimo. No es asunto mío. Por mi edad, nunca lo ha sido. Lo que sí me preocupa y, 'francamente', me entristece, es la algarabía que ha producido el Gobierno alrededor de esta exhumación; que, a mi juicio, no es más que una colosal cortina de humo en la que ocultarse mientras esperan que otros temas deserten para no enfrentarlos. Tantos años después, tras muchos gobiernos y varias mayorías absolutas socialistas, Pedro Sánchez y sus socios salen a manifestar la extrema urgencia de trasladar los restos de Franco mediante un instrumento jurídico inadecuado y en un momento tan incoherente como la resaca de una moción de censura. ¿Esto es lo que pretendían censurar? ¿La urgencia social para