El Periódico - Català - Dominical
EL SOSPECHOSO
Bertil Wedin, exagente del servicio secreto sueco, es uno de los sospechosos de organizar el asesinato de Palme. Él niega cualquier participación. En 1982 fue acusado en un tribunal inglés de robo de documentos en la oficina del Congreso Panafricanista en Londres. Fue absuelto. escenario de un crimen. Durante su investigación se topó con el caso de Alf Enerström. Este médico sueco desequilibrado vivía en un apartamento de Estocolmo en el que había tenido lugar un famoso asesinato triple durante la década de los años treinta del siglo XX. El propio Enerström disparó años más tarde a una agente de Policía. ¿Hay algo parecido a una maldición ligada a los lugares donde se ha cometido un crimen?
La figura del doctor Enerström fascinó al periodista. El médico no solo había asesinado a un policía en 2003, también era uno de los sospechosos del asesinato de Olof Palme. (Durante los interrogatorios llegó a decir: «Matar a Palme no era solo hacerle un favor a Dios, sino también hacer un favor al país»). A partir de ese momento, Stocklassa quedó infectado por la 'fiebre Palme'. Para investigar las conexiones de Enerström con la ultraderecha, se puso en contacto con una experta en movimientos extremistas, Anna-Lena Lodenius, que le permitió consultar su archivo.
Stocklassa encontró entre aquellos documentos un perfil completísimo sobre Enerström. El periodista preguntó quién había elaborado aquel informe. Anna-Lenna respondió: «Stieg Larsson». ¿Stieg Larsson? ¿El autor de la trilogía Millennium? ¿El hombre fallecido de un infarto poco antes de la publicación de sus novelas en 2004 y que no pudo presenciar su enorme éxito? Sí, ese Stieg Larsson.
Mucho antes de convertirse en autor de best sellers, Stieg Larsson escribió un libro sobre la ultraderecha en colaboración con AnnaLenna Lodenius. Stocklassa descubrió que la revista antifascista que Larsson fundó en 1995, Expo, todavía conservaba material del escritor. Rebuscando entre sus papeles descubrió una colección de carpetas con más anotaciones, bocetos e informes sobre el asesinato de Palme.
L A CONEXIÓN SUDAFRICANA
Stieg Larsson se enteró del asesinato de Olof Palme la mañana del 1 de marzo de 1986. No pudo evitar echarse a llorar. Admiraba al primer ministro. Al día siguiente se acercó al lugar de los hechos. En aquella época trabajaba de infógrafo para la agencia de noticias TT y le habían encargado una infografía sobre el escenario del crimen. No tardó mucho en embarcarse personalmente en la caza del asesino.
Poco a poco fue haciendo contactos dentro de la Säpo, el servicio de inteligencia sueco. Así supo que las pistas más potentes conducían a la ultraderecha. Aquel era un mundo que conocía bien. El periodista colaboraba con Searchlight, una revista antifascista del Reino Unido. A través de Searchlight supo que agentes de los servicios secretos sudafricanos podían haber orquestado un complot para acabar con el primer ministro sueco.
Palme siempre había sido muy crítico con el régimen del apartheid. Además, quería limitar el comercio de armas con Sudáfrica. Searchlight recibió más información que apuntaba a que un antiguo oficial sueco, Bertil Wedin, podría estar detrás del asesinato. Wedin trabajaba para la inteligencia sudafricana. Todo encajaba. La sospecha de Larsson era que agentes sudafricanos habían planeado el asesinato de Palme y encargado su ejecución a los ultras suecos.